martes, 18 de marzo de 2025

Poemas. Donald Justice (1925-2004)

¿Qué es la música para ellos? 


¿Qué es la música para ellos? Apenas
distante, a través de una puerta entreabierta,
ecos, rotas tonadas. Y la guirnalda
que en el umbral se rompe.
Y ¿para nosotros,
para los pocos de nosotros con viejos instrumentos,
obstinados, tañendo una cuerda única,
qué es la música para nosotros? Sólo, a veces,
el sol de fin de la tarde
que juega en una esquina del cuarto,
tocando las teclas gastadas. A veces,
los aromas de decayente verde, ramos agostados.
Suficiente.





Hombres a los cuarenta.


A los cuarenta un hombre
sabe como cerrar suavemente
la puerta de las habitaciones
a las cuales no ha de volver.





Variaciones sobre un texto de Vallejo. 


Me moriré en París con aguacero...

Me moriré un día en Miami bajo el sol,
Un día cuando el sol resplandezca,
Un día como los días que ahora recuerdo, un día como otros días,
Un día que nadie conoce o recuerda aún.
Y el sol brillará entonces en las gafas oscuras de los extraños
En los ojos de unos pocos amigos de mi niñez
Y los ojos de los primos que todavía sobreviven a un costado de la tumba,
Mientras los enterradores, a lo lejos, en la oscuridad inmóvil de las palmas,
Se apoyan sobre sus palas
Y conversan respetuosamente en español y en voz baja.

Pienso que sucederá en un domingo como hoy,
Salvo que habrá sol y la lluvia se habrá detenido
Y soplará el mismo viento que hoy hizo arrodillarse a los pequeños arbustos.
Pienso que sucederá un domingo porque hoy
Cuando saqué este papel y comencé a escribir
Nunca antes lo había visto tan blanco:
Mi vida, estas palabras, el papel, este domingo gris
Mi perro temblaba bajo la mesa, asustado por la tempestad,
Mirándome sin entender,

Y mi hijo leía en silencio, y mi esposa estaba dormida.
Donald Justice está muerto. Un domingo
en que el sol ascendió brillando sobre la bahía
y se reflejó sobre los blancos edificios,
Mientras los autos, algunos con sus focos encendidos a pesar del sol,
Se movían como siempre, lentamente por entre las calles y eran demasiados.
Y después de un momento, los enterradores con sus palas
Regresarán a la tumba atravesando la luz del sol
Y uno de ellos entierrará su afilada pala sobre el suelo
Para sacar unos pocos terrones de barro, la tierra negra de Miami,
La esparcirá, y escupirá sobre ella,
Para luego apartarse de allí, abruptamente, con todo respeto.


A un niño. Patrick Kavanagh (1904-1967)

Niño, no te adentres
En los lugares oscuros del alma,
Porque allí lobos grises aúllan,
Los flacos lobos grises.
Yo he estado abajo
Entre los impíos que desgarran
La blanca túnica de la belleza y la visten
En harapos de oración.
Niño, en cualquier sitio hay luz
bajo una estrella,
Que para ti será en algún momento
Una ventana con vistas hacia adentro,
Hacia Dios.


Recuerdo de mi padre. Patrick Kavanagh (1904-1967)

Cada viejo que veo
Me recuerda a mi padre
Cuando se había enamorado de la muerte
Aquella vez en que se recolectaron las gavillas.
Aquel hombre que vi en la calle Gardner
Tambalearse en el bordillo fue uno de ellos,
Me miró fijamente con ojos entornados,
Yo podía haber sido su hijo.
Y recuerdo ahora al músico
que tropezaba sobre su violín
En Bayswater, Londres,
Él también me puso ante el enigma.
Cada viejo que veo
Cuando el tiempo toma color de Octubre
Parece que me dice:
"Yo una vez fui tu padre."