domingo, 22 de septiembre de 2024

Poemas. Lynn Emanuel.

Homenaje a Sharon Stone.


Es temprano en la mañana y al otro lado de la calle
las ventanas de un cuarto de hotel están tapadas
con las tropicales ejecuciones de una
mujer desvistiéndose, dentro de The Eatery,
un chico, azulado por el neón, está sentado a la mesa,
y mis vecinos se engancharon a sí mismos con
los roles del matrimonio infeliz y
como carriola ruedan sus tres mastines calle abajo.
Yo estoy escribiendo este libro de poemas. Mi nombre
es Lynn Emanuel. Llevo puesta una bata de baño
y ruleros; desde mis labios un Marlboro echa ceniza
sobre el texto. Es el tres de septiembre de 19...,
estoy pensando, pero a veces pierdo el hilo.
Y mientras estoy escribiendo esto con mis trifocales
y zapatillas, al otro lado de la calle, Sharon Stone,
su cabeza hinchada de ruleros, su boca
roja y estrecha como una zapatilla de danza
está entrando apresurada en una limusina negra.
Y como estas limusinas serpentean
por mi cuadra hacia un lado y otro
este libro estará lleno de coches de elegantes trompas
entre un vago océano de palabras.
Cada mañana, Sharon Stone, su cabeza
en un casco de peinado, usando una visera
de anteojos de sol, es engullida por una limusina
del tamaño de un Pullman, y toda su flota
enrolla y desenrolla su ruta calle arriba calle abajo
día tras día, dando a la calle
(Avenida Liberty en Pittsburgh, Pennsylvania)
y el libro que estoy escribiendo, un aspecto
que es al mismo tiempo glamoroso y funeral.
Mi nombre es Lynn Emanuel, y en este
libro yo hago el papel de alguien que escribe
un libro, y tomo mi papel tan seriamente
como Sharon Stone toma seriamente
el rol de joven estrella. Yo miro los oscuros
coches que la hacen desaparecer y en mi poema
otro Pontiac viene a dormitar
como un gran animal en los frescos pesebres
de sombreadas barbadas, Así que, cuando veas
este coche negro, no pienses que es un
Símbolo Para Algo. Es solamente
Sharon Stone manejando por delante de la casa
de alguien que está, en ese momento,
tratando de escribir un libro de poemas.
O puedes pensar que el coche negro es
Lynn Emanuel, porque, realmente, como autora,
yo tuve siempre deseos de ser un coche, aún cuando
la mayor parte del tiempo yo tuve que ser
"Yo", o la mujer pendiente de la ropa para lavar;
yo soy una mujer, un minuto, entonces yo soy un hombre,
yo soy un carnaval de Lynn Emanuels:
Lynn con el vestido rojo, Lynn malhumorada
detrás de la gran nariz de su erección,
entonces soy el tren entrando en la estación
siempre y cuando realmente me guste serlo
Gertrude Stein espiando a Sharon Stone
a la seis de la mañana. Pero satisfechos con
eso, retrocedamos a la decoración de interiores:
En la página, la ciudad se ve sin rodeos
y poco atractiva así que vuelvo mis lentes en
un radioactivo vistazo sobre los malos tipos.
En una cocina, amontono cacerolas relucientes de grasa,
y en una mesada hay un rosbif
rojo como una cara con rabia. En medio de toda esta
insulsa cosa desconocida, es Sharon Stone quien,
como en una invitación grabada, está preguntándome,
¿No quieres tú también representar un papel?
Yo elijo la limusina negra, y calle abajo las doradas
lunas de los faros de mi limusina ruedan llevando
con ellas el sol, y la luna, y Sharon Stone
que está mirando fijamente la lejana y luminosa ventana
de una casa donde, todo este tiempo, alguien
estuvo seriamente rotulando con su nombre, este poema.





Los que duermen.


Me he imaginado todo esto;
en 1940 mis padres estaban enamorados
y vivían en el piso de West 10th
arroba de Mark Rothko, que pintaba rosas
en las paredes de su recámara la noche que se casaron.

Me es fácil adivinar por qué lo hizo.
El cabello de mi madre era del color de los perones maduros
y usaba un sombrero de terciopelo con el pijama.

Yo todavía no había nacido. Era tan remoto como la luz de una estrella
Me cuesta trabajo imaginar que mis padres
hicieran el amor en un cuarto lleno de rosas
sin mí. Yo no estaba.

Pero ahora sí. Mi madre se sonroja.
Es lo maravilloso del arte.
Puede resucitar a los muertos. Puede despertar a los que duermen
tal como quizá lo hizo aquella noche ya muy tarde,
cuando mi padre y mi madre hicieron el amor arriba de Rothko
quien permanecía acostado en la oscuridad pensando Rosas, Rosas, Rosas





En el Ritz. 


Cómo y donde se encontraron es motivo de especulación
avenida arriba y abajo, rubios -laqueados
en inteligencia, sarcasmo, belleza, y dinero-
su nombre en los oídos de los corredores de bolsa
puedes verlos impecablemente acicalados
chequeando sus nudos Windsor en las cromadas
puntas de ala de sus zapatos.

El era tan hermoso que cuando entró
el cuarto cambió su eje del sur
al norte, la escena se detuvo y quedó suspendida en el aire
como si el peso de él hubiera inclinado el planeta
y todo hubiera comenzado a caerse lentamente.
Los martinis temblaron en sus frágiles vasos.
Una gardenia erupta un Vesubio de blanco contra el visón de ella

Estos dos no se habían encontrado. Hasta que lo hagan,
su trabajo será hacer caras al lado de su padre rico que
sujetado por un enorme bigote blanco,
(qué brillantez: en esta escena el cabello es dinero)
yace en el sobrio laqueado reluciente del ataúd.
Sobre su rostro severo pero amable algunos costosos lirios
se inclinan. El ha muerto; se enfurruña ella.

Pero esto hace mucho tomó el camino equivocado. Ahora estamos
en el Ritz donde, como hemos visto, el temblor del lugar,
los manteles en la mesa tan blancos, tan lisos,
se ven como si se hubieran desmayado. Cuando él entra,
dice ella, aquí no existe un aquí, vayamos calle abajo
a Izzy's. En la calle ha crecido el silencio. Ni la luna
puede moverse. Su mayor parte está granulada,
imperturbable y siniestra al mismo tiempo,

no quiere moverse. Detrás de ellos las miradas fijas
de pálido olor en el lobby del hotel,
un taxi transporta un manchón de exhaustos al lugar,
y una ciudad tambalea a sus pies mientras él la sigue como un
preso en la sentencia de esta historia.


Poemas. Ralph Waldo Emerson (1803-1882)

Para reír con frecuencia y amar mucho. 


Para reír con frecuencia y amar mucho
Para ganar el respeto de gente inteligente
y el afecto de niños

Para ganarse el aprecio de críticos honestos
y soportar la traición de falsos amigos

Para apreciar la belleza
Para encontrar lo mejor en otros
Para dejar el mundo un poco mejor
si bien por un niño sano,
un pequeño jardín o una condición social redimida.

Saber que una vida a respirado con mayor facilidad
porque tú has vivido.
Esto es tener éxito.





No hay grande ni pequeño.


No hay grande ni pequeño
para el alma que lo hace todo.
Donde ella llega, todas las cosas están,
y llega a todas partes.
Yo soy dueño de la esfera,
de las siete estrellas y del año solar.
De la mano de César y del cerebro de Platón,
del corazón del Señor y del arte de Shakespeare.


No mi mejor perfil. Úrsula Askham Fanthorpe (1929-2009)

I

No es éste mi mejor perfil, mucho me temo.
El artista, como puede verse, no me dio
la oportunidad de posar debidamente.
Pobrecillo: tenía la obsesión de los
triángulos, y me dejó dos patas fuera.
No dije nada entonces
(¿qué son, después de todo, dos patas
para un monstruo?) pero a la larga
lo sentí por aquello de la publicidad negativa.
¿Por qué, me dije, ha de ser quien me venza
tan ostentosamente imberbe, y montar
un caballo de cuello deforme y cascos cuadrados?
¿Por qué tiene mi víctima tan poco
atractivo que resulta incomestible?
Y, ¿por qué ha de llevarme, literalmente,
atado a una cadena? No me importa morir
de manera ritual, puesto que siempre resucito,
pero habría preferido un poco más de sangre
para dejar claro que se me toma en serio.

II

Es difícil para una chica estar segura
de que quiere ser rescatada. Vamos,
que le tomé afecto al dragón. Es agradable
que una guste, ya saben a qué me refiero. Tenía
tan buena presencia, con sus garras,
su deliciosa piel verde, y esa cola tan sexy...
Y su manera de mirarme me hacía
sentir que estaba del todo dispuesto
a comerme. A cualquier chica le gusta eso.
Así que cuando se presentó el muchacho,
con todos los adelantos de la técnica,
sobre un caballo de verdad peligroso,
no me pareció, si he de ser sincera,
muy atractivo. Quiero decir,
¿cómo era por debajo de todo aquel metal?
Quizá tuviera acné, espinillas o incluso
halitosis por lo que a mí se me alcanzaba,
mientras que el dragón...
vaya, se le veía todo el equipo
de una ojeada. Pero, ¿qué podía hacer yo?
El dragón se dejó vencer,
y una tiene que mirar por su futuro.

III

Cuento con diplomas en Gestión
de Dragones y Rescate de Vírgenes.
Mi caballo es del último modelo, con
Transmisión Automática y Obsolescencia
Incorporada. La lanza está hecha a la medida,
y mi armadura es un prototipo todavía
en la lista secreta del fabricante. Hoy en día
no es posible hacerlo mejor que yo.
Estoy preparado y equipado hasta
las cejas. Por tanto, ¿a qué viene poner dificultades?
¿no queréis morir o ser rescatados
de la manera más contemporánea?
¿no queréis desempeñar los papeles
que la sociología y el mito han diseñado para vosotros?
¿no os dais cuenta de que, si os ponéis demasiado exigentes,
hacéis peligrar puestos de trabajo
en la industria fabril de las lanzas y de los caballos?
De todos modos, ¿qué me importan,
vuestros deseos? No sois más que un estorbo.


Poemas. James Fenton.

Dios, un poema.


Es un sandwich horrible sorpresa
y en tu calcetín es molesto alfiler.
Es el temblor de una mano que pesa
y creíste cual roca te iría a sostener.

Enfundado en tu bata un enorme error,
serios desengaños sólo por doquier,
es lo que ha de darte el Supremo Hacedor
y lo que en la tumba deberás tener.

Dijo: “Si pierdes por mí la chavera,
te veré salvado en el Juicio Final.
Aguarda el clamor de la extrema trompeta.
Ten fe, amigo, tu cuate soy sin igual”.

Y si le pides que te haga memoria
te dirá: “Perdón, estaba borracho,
aunque tu nombre me suena, fue euforia.
Que no soy cierto, piensa sin empacho.

“Yo no existía al empezar la creación
ni cuando el diluvio fue decretado.
No estaré aquí para ser salvación
ni apartar corderos de ser un bocado.

“Como quiera que sea, éste es el hecho
puesto en palabras de filosofía:
soy negligencia mental todo el trecho,
y te comerán los gusanos un día.

“Eres de un sandwich horrible sorpresa.
Y en un calcetín eres un alfiler.
Eres el temblor de una mano que pesa
y pensé cual roca se iría a sostener.

“Enfundado en bata eres un gran error.
Fuerte desengaño eres por doquier.
Eso es lo que eres”, dice el Hacedor,
“lo que en una tumba siempre habrás de ser”.





Para Andrew Wood.


¿Qué querrían los muertos de nosotros
al observarnos desde su caverna?
¿Querrían que aulláramos siempre?
¿Querrían acaso que deliráramos
o nos desfiguráramos o que nos ahorcaran
como a esclavo de antiguo emperador?

Ningún amigo muerto fue emperador
Con unos gustos tan exorbitantes
Y ninguno era tan vengativo como
Para hacer que sus amigos se consumieran
Se consumieran tristes y tranquilos
Desfigurados y deformados.

Yo creo que los muertos quisieran
Que lloráramos por lo que ellos han perdido.
Creo que nuestra suerte de seguir vivos
Es lo que más podría afectarlos.
Pero con el tiempo serían generosos
Y menos absorbidos en sí mismos.

Y con el tiempo serían generosos
Como acostumbraban serlo
Y qué más querrían de nosotros
Sino un honroso lugar en la memoria,
Un cuarto favorito, una silla preferida,
Privilegios y renombre?

Y así dejarían de penar los muertos
Y nosotros podríamos compensarlos
Y podría haber un pacto entre
Los amigos muertos y los amigos vivos.
Lo que nuestros amigos muertos querrían de nosotros
Serían unos amigos vivos de esa clase.





Viento.


Este es el viento, el viento en un campo de trigo.
Grandes multitudes huyen de un gran desastre
Por los extensos valles, las verdes ondulantes arroyadas,
A través de la bella catástrofe del viento.

Familias, tribus, naciones y su ganado
Han oído algo, han visto algo. Una expectativa
O un gigantesco malentendido pasó sobre la colina
Doblando los setos con historias de sangre y fuego.

Pude ver mil años pasar en dos segundos.
Se perdió tierra, lenguas nacieron y se dividieron.
Este noble señor se fue al este y allí halló refugio.
Su hermano buscó el áfrica y un plato de acíbar.

Siglos, minutos después, se puede uno preguntar
Cómo llegó el mango de la espada tan lejos del herrero.
Y en algún lugar cantarán: “Como paja nos llevó
El viento.” Este es el viento en un campo de trigo.





Fuera de peligro. 


Sé bueno corazón y firma la liberación
Así como los árboles aprueban su pérdida.
Aprende como aprenden las hojas a caer
Fuera de peligro, por amor.

Lo que es de la escarcha y del deshielo
El lóbrego invierno no va a dañar.
Lo que es de la lluvia y del viento
Está fuera del peligro de la tormenta.

La pasión celosa, la necesidad cruel
Traicionan al corazón que las alimenta.
Pero lo que es de la tierra y de la muerte
Está fuera del peligro del sol.

Yo fui cruel, estaba equivocado...
Difícil es decirlo y difícil saber.
Tú no me perteneces. Tú estás fuera de peligro ahora...

Fuera del peligro del viento,
Fuera del peligro de la ola,
Fuera del peligro del corazón
Cayendo, cayéndose el amor.