jueves, 12 de junio de 2025

Poemas IV. Harold Pinter (1930-2008)

Caminé una mañana con mi única esposa...

Caminé una mañana con mi única esposa,
Dunas afuera a la feria estival,
Para comprar una ventana y un chal blanco,
Por las piedras grandes y el cerro asoleado.
Mas un forastero nos dijo que la feria ya pasó,
Y me devolví con mi única esposa.

Me devolví y la llevé a la casa.
Ella de cerca me siguió fuera del verano,
Por las piedras grandes y el cerro por luna iluminada,
Hasta las dunas en la tarde temprana,
Y fue a nuestra casa sin ventana,
Y el largo año se mudó del este.

Mi única esposa se sentó junto a una vela.
El invierno lamentó en la puerta.
Una viuda nos trajo un largo chal negro.
Lo puse en los hombros de mi auténtica esposa.
La viuda se fue de nosotros hasta las dunas,
Lejos de nuestra casa sin ventana.

El año se transformó en temprana salida del sol.
Caminé una mañana con mi única esposa,
Dunas afuera a la feria estival,

Para vender una vela y un chal negro.
Nos separamos en el cerro asoleado,
Ella callada, yo al oeste más alejado.





Tú en la noche.

Tú en la noche deberías oír
Los truenos y el aire ambulante.
Tú en aquella orilla te llevarás
Donde imperiosos tiempos están.

Toda aquella honrada esperanza
Fallará sobre la pizarra,
Y descompondrá el invierno
Que clama a tus pies.

Aunque los altares enamoradores ardan,
Y el deliberado sol
Haga ladrar al águila,
Pisarás la cuerda floja.





Libro de espejos.

Mi libro está atiborrado con las muertas
Juventudes de años.

Fabuloso en imagen anduve los mundos de mayo,
Igual en favor los vientos amancebados,
Fijados por mi triángulo los sonidos sextantes
Hasta que besé labios como de cuervo,
Cené con una sangre de aves picoteadoras,
En una ruina y repique de belladona hasta dormir.

Acicalado, acogí sus sonrisas devoradoras de huesos,
Hasta que me volví atado y tranquilo con males,
Regando por ostentación cien griales,
Y de rabia enriquecido con cadalsos y bancos,
El mundo violado tumbado en su espalda,
De las piernas de mis hijos enviudadores
Gasté la broma del tío de Adán.

En la casa de mi corazón desovaron
Las palomas invitadas.
Qué raíz de primavera basuree sus miembros adoloridos,
Para que píen las damas tempranas
Y sostengan al mundo loco de novias.
Que respiren dulcemente; las formas
Que sopesaron mi peso alegre
Con maduros y asiglados dedos,
Que enllavaron los años esqueletos
Con una aflicción adquirida.





Hampstead Heath.

Yo, tendido sobre hierba, yazco
en el momento de tronar,
extirpo voz
en el verde límite.

Piedra en el seno de la fruta,
mundo bajo hierba,
solo bajo solo.

Líneas sugeridas consumen
mi cuerpo, en la gráfica del día.
Observo la hormiga parda
en su selva de brizna.
Soy el blanco de mi pupila, elimino
de magnitud la hormiga,
disminuyo la actividad del grano
en este abrupto minuto.

Debajo de la mosca transparente
ecuación de insecto a grandes pasos atraviesa
el delgado cristal de palabra,
instruye al vacío.

Trampas exteriores: el chasquido
del arbusto; el comercio rectangular
de ruido; la postura de estos
altos ramos.





Año Nuevo en los Midlands.

Ahora de nuevo resopla, patrona de abultadosTipos entre las tablas,
Cantando «O luz celestial», mientras
Como doble escuadra sobre el
Diluvio balancea su pata de palo.
Este es el brillo, el polvo y la sangre, y aquí estoy,
A horcajadas, el exilio siempre en un pueblo de cerveza Whitbread,
O tal.
Donde fuimos a la taberna amarilla, apretada en un cubo callejero,
A un grito del mercado,
Y encontramos al delgado maricón de Luke, cuyos pálidos
Intencionados ojos, impermeable, victoriano,
Agotan la respuesta en la palma.
Toda la apretadura, afectación, parloteo y cerveza
De esta nochevieja; el salmo ridiculizado;
Las mujercitas cangrejos negros con los ojos
Largos, cecean y dan zarpadas en una lata de cosa repleta.
Estoy empelotonado en el calor del pisoteo; los bien pagados
Marineros pronto arrullados, cuyo higo de hurón
Tanto apacigua la moneda de una fiebre del día.
Ahora en este trémulo de bar baladrón, la palidosa dama
A quien braveo y conmuevo,
Quien hace puchero con la cerda de un pitillo de retoño—
Rociados y fragmentados en estas luces de los Midlands
Están Freda la quejumbrosa alcahueta cristalina, y el guía chisporroteado de ustedes,
bendecidos con amarga hierba ambrosiaca. — Fíjense
Como manos luminosas
Desprenden los genitales del pueblo—
Hombres jóvenes y viejos
Con la ojeada de escarabajo,
Los cacareantes descaradas putas, el zapateante
Chico en camisa roja, rabioso, sordamente golpeteando su jaula.


Poemas III. Harold Pinter (1930-2008)

Poema.

Las luces centellean.
¿Qué pasará después?

Ha caído la noche.
Deja de llover.
¿Qué pasará después?

Se adentra la noche.
Él no sabe
Qué le voy a decir.

Cuando se vaya
Susurraré una palabra
Y diré lo que estaba a punto de decir
En el encuentro a punto de ocurrir
Y que ahora ha sucedido.

Pero él no dijo nada
En el encuentro a punto de ocurrir.
Es sólo ahora que se vuelve y sonríe
Y susurra:
“No sé
Qué pasará después”.





Células cancerosas.

«Las células cancerosas son las que han olvidado cómo morir»
(Enfermera, del Hospital Royal Marsden)

Han olvidado cómo morir
Y así extienden su vida asesina.

Yo y mi tumor en lucha encarnada.
Ojalá no sea una muerte doble.

Necesito ver mi tumor muerto
Un tumor que olvida morir
Y que al contrario piensa matarme.

Pero yo recuerdo cómo morir
Aunque todos mis testigos están muertos.
Pero recuerdo lo que hablaron
De tumores que les volvieron
Tan ciegos y mudos como habían estado
Antes del nacimiento de ese mal
Que dio pie al tumor.

Las células negras se secarán y morirán
O cantarán de alegría y saldrán con la suya.
Día y noche tan silenciosamente se reproducen,
No se sabe nunca, no lo dicen nunca.





Dios.

Dios rebuscó en su secreto corazón
Para encontrar una palabra
Para bendecir a la multitud viviente aquí abajo.

Pero por mucho que buscara y rebuscara
Y suplicando a unos fantasmas que volvieran a vivir.
Más no oyendo canción alguna en aquel aposento
Descubrió con áspero y ardiente dolor
Que no tenía ninguna bendición que otorgar.





Antes de que caigan.

Antes de que se caigan
Las obesas estrellas
Piedras mudas mudos terrones de luz

Antes de que se sofoquen de que se

Antes de que se sofoquen
Y escupan su última sangre

Antes de que se derriben de que se

Antes de que se derriben
En clavos de fuego helado

Antes de que se ahoguen de que se

Antes de que se ahoguen
En una última acedía de apestada luz

Permítanme decir lo siguiente.





Luz de día.

He tirado un manojo de pétalos en tus pechos.
Cicatrizada por esta luz del día te recuestas golpeada de pétalos.
Así que tu piel imita el rubor, tu cabeza
Volteándose por todos lados, aguantando un estrago de flores encima de ti.

Ahora te traigo de la noche al día,
Colocando pétalo sobre pétalo.


Poemas II. Harold Pinter (1930-2008)

Fútbol americano.

¡Aleluya!
Funciona.
Los jodimos bien jodidos.
Les jodimos bien jodidos
les hemos dado por culo
has
ta sus putas orejas.
Funciona.
Les jodimos bien jodidos.
¡Se asfixian en su propia mierda!
¡Aleluya!
Reza al señor por todas las buenas
cosas.
Los enterramos en su jodida mierda.
Se la están comiendo.
Reza al señor por todas las buenas
cosas.
Les reventamos las pelotas hasta hacerlas
polvo,
motas de puto polvo.
Lo hicimos
Ahora quiero que vengas aquí
y que me des un buen beso en los morros.





No mires.

No mires.
El mundo está a punto de colapsar.
No mires.
El mundo está a punto de soltar toda su luz
Y saturarnos en el foso tupido de su oscuridad,
Ese negro, repleto y sofocado sitio
Donde vamos a asesinar o morir o bailar o llorar
O gritar lloriqueando o chillar cual ratones
Para renegociar nuestro precio de salida.





Mensaje.

Jill Fred llamó. No puede venir esta noche.
Dijo que llamaría otra vez, tan pronto como pueda.
Yo dije (de parte tuya) Bien, no hay problema.
Quería que te dijera que estaba bien,
La misma mierda, dijo, tú sabes, jode,
La mierda con la que hay que lidiar.
A veces no eres más que un inodoro andante.

Yo misma estaba familiarizada con la peste,
Le dije, y le aconsejé calmarse.
No dejes que los estúpidos te depriman,
Quítale la tapa a la olla un par de minutos,
Vete al pueblo, incinera a alguien,
Búscate otra puta, dale unos cuantos martillazos,
Vive mientras seas joven, hasta que canse,
Patea en los cojones al primer ciego que encuentres.

De todas formas él llamará otra vez.
Yo regresaré a tiempo para el té.
Tu madre que te quiere.





Encuentro.

Son los muertos de la noche
Los que han muerto desde hace mucho vigilan
A los nuevos muertos
Y caminan hacia ellos

Se escucha un latido suave
Mientras los muertos abrazan
A aquellos que han muerto hace tiempo
Y caminan hacia ellos

Lloran y se besan
Cuando se encuentran de nuevo
Por primera y última vez.





Fantasma.

Sentí suaves dedos en mi garganta
Parecía que alguien me estaba estrangulando

Los labios eran duros y al mismo tiempo dulces
Parecía que alguien me besaba

Mis huesos vitales estaban a punto de quebrarse
Me miré en los ojos de otro

Vi que era un rostro que conocía
Un rostro tan apacible como grotesco

No sonreía no lloraba
Sus ojos eran grandes y blanca su piel

No sonreía no lloraba
Levanté mi mano toqué su mejilla.


Poemas I. Harold Pinter (1930-2008)

Dios bendiga a América.

Acá van de nuevo,
los yanquis en su desfile acorazado
entonando sus baladas de alegría
mientras cabalgan por el mundo
alabando al dios americano.

Las zanjas están tapadas de muertos
Los que no se pudieron unir
Los otros que se niegan a cantar
Los que están perdiendo la voz
Los que olvidaron la canción.

Los jinetes tienen látigos que cortan.
Tu cabeza rueda en la arena
Tu cabeza es un charco en la tierra
Tu cabeza es una mancha en el polvo
Tus ojos se han salido y tu nariz
huele sólo el hedor de los muertos
Y todo el aire muerto respira
el olor del dios americano.





Pronóstico del tiempo.

La mañana amanecerá nublada
y hará bastante fresco
pero a lo largo del día
saldrá el sol
y la tarde será cálida y seca.

En la noche
la luna brillará con fuerza.
Habrá, hay que decirlo,
un fuerte viento
que amainará sobre la medianoche.
Nada más allá sucederá.

Este es el último pronóstico.





Muerte.

¿Dónde se halló el cuerpo muerto?
¿Quién halló el cuerpo muerto?
¿El cuerpo muerto estaba muerto cuando fue hallado?
¿Cómo se halló el cuerpo muerto?

¿Quién fue el cuerpo muerto?

¿Quién fue el padre o hija o hermano
o tío o hermana o madre o hijo
del cuerpo muerto y abandonado?

¿Estaba muerto el cuerpo cuando fue abandonado?
¿Fue abandonado el cuerpo?
¿Por quién fue abandonado?

¿Estaba desnudo o vestido para un viaje el cuerpo muerto?

¿Qué es lo que decidió que se declarara muerto el cuerpo muerto?
¿Fue usted quien declaró que el cuerpo muerto estaba muerto?
¿Cuánto conocía al cuerpo muerto?
¿Cómo sabía que el cuerpo muerto estaba muerto?

¿Lavó usted al cuerpo muerto?
¿Le cerró los dos ojos?
¿Enterró el cuerpo?
¿Lo dejó abandonado?
¿Besó usted al cuerpo muerto?





La relación especial.

Las bombas estallan
Las piernas estallan
Las cabezas estallan
Los brazos estallan
Los pies estallan
La luz se apaga
Las cabezas estallan
Las piernas estallan
La lujuria crece
Los muertos están sucios
Las luces se apagan
Los muertos son polvo
Un hombre se inclina ante otro hombre
Y chupa su lujuria.





Democracia.

No hay salida.
Los grandes capullos andan sueltos
jodiéndolo todo a su alrededor.
Cuida tu culo.