Por los viejos tiempos.
¿Deberían ser olvidados los viejos amigos
y nunca recordarlos?
¿Deberían ser olvidados los viejos amigos
y los viejos tiempos?
Por los viejos tiempos, amigo,
por los viejos tiempos:
tomaremos una copa de camaradería
por los viejos tiempos.
Los dos hemos corrido por las laderas
y arrancado las bellas margaritas,
pero hemos errado mucho con los pies doloridos
desde los viejos tiempos.
Por los viejos tiempos, amigo,
por los viejos tiempos:
tomaremos una copa de camaradería
por los viejos tiempos.
Los dos hemos vadeado la corriente
desde el mediodía hasta la cena,
pero amplios mares han rugido entre nosotros
desde los viejos tiempos.
Por los viejos tiempos, amigo,
por los viejos tiempos:
tomaremos una copa de camaradería
por los viejos tiempos.
Y he aquí una mano, mi fiel amigo,
y danos una de tus manos,
y ¡echemos un cordial trago de cerveza
por los viejos tiempos!
Por los viejos tiempos, amigo mío,
por los viejos tiempos:
tomaremos una copa de camaradería
por los viejos tiempos.
Y seguro que tú pagarás tu trago.
Y seguro que yo pagaré el mío...
Y, aun así... ¡echaremos ese trago de camaradería
por los viejos tiempos!
La lágrima.
Mi corazón es angustia, y lágrimas caen de mis ojos;
Hace largo, largo tiempo que la alegría me es extraña:
Olvidado y sin amigos soporto mil montañas,
Sin una voz dulce que suene en mis oídos.
Amarte es mi placer, y profundo lastima tu encanto;
Amarte es mi desdicha, y esta pena lo ha demostrado;
Pero el corazón herido que ahora sangra en mi pecho
Se siente como un flujo incansable que pronto será deshecho.
Oh, si yo fuese -si acariciar la felicidad yo pudiese-
Abajo en el arroyo joven, en el cansado castillo verde;
Pues allí deambula entre melodías permanentes
Aquella lágrima seca de tus ojos.
Fragmento trágico.
Diabólico como soy, condenado a la desgracia;
Áspero, terco, irrecuperable villano,
Mi corazón todavía se funde en la miseria;
Y con sinceros e inútiles suspiros veo
A los desamparados niños del abandono:
Con lágrimas indignadas me planto frente al opresor
Regocijándome ante el hombre y su destrucción,
Todo su crimen fue un espíritu indomable.
¡Incluso ustedes, sombras desleales! Vuestra es mi lástima;
Si, para ustedes, donde el bien aparente se piensa como lástima,
Si, para mis pobres, despreciados, abandonados, vagabundos,
El vicio humilde se ha convertido en vuestra ruina.
¡Oh! Pero por mis amigos y la interposición de los cielos
Yo he sido impulsado adelante como tú abandonado,
¡Yo, el más detestado, el más infeliz entre vosotros!
¡Oh, Dios impiadoso! Tu bondad injusta me dio talento,
Y has sido cruel con mis compañeros de barro,
De quienes yo también he abusado.
Si supero a todos los villanos que me precedieron
Sólo ha sido por tus dones caprichosos, ciegos.
El epitafio del bardo.
Existe un inocente inspirado,
Un pensamiento hambriento de gloria,
Un buscador incesante y orgulloso,
Deja que se acerque,
Y así como canta la hierba húmeda
Derrama tu lágrima.
Existe un bardo de rústicas melodías
Robando las multitudes con su sinfonía,
Que cada semana se reúnen para oírlo,
¡Oh, no pases de largo!
Con un fuerte sentimiento altivo
Exhala aquí tu suspiro.
Existe un hombre cuya sentencia clara
Enseña a otros a dirigir el curso,
Sin embargo, él corre una vida incansable,
Salvaje como las olas,
Pasa por aquí y vuelca tu lágrima
Sobre la terrosa tumba.
El pobre que habita debajo
Se apresuró a aprender de los sabios,
Cálido sintió de la amistad el rayo
Y su llama suave;
¡Irreflexivas locuras lo cubren ahora
Y manchan su nombre!
¡Escúchame lector! Si tu alma
Dispara los vuelos de la fantasía,
Larvas oscuras consumen esta tierra
Mientras descienden en el sepulcro:
Recuerda que la cautela y la prudencia
Son las raíces de la sabiduría.
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