La luna en Escandinavia.
Dios ayude a aquellos y a los otros que
Solo tienen el pensamientos en si.
Para quienes la simple realidad fue verdad
Y la clara velocidad de la vida no fue vida.
Y Dios ayude a aquellos que no sienten dolor
Y que por esto no viven mucho menos
Puesto que invirtieron saludablemente en
Nuestra provisión de alegría.
El demonio era un hombre gentil.
Él escribió para los muertos, pero para los omnipresentes muertos
Y preferentemente en su cama como su particular sabiduría.
Él escribió para los ciegos, aun para las ciegas polígonas
Entonces tenía ricas, tupidas cosas en mente
Él escribió para los estúpidos, pero las doradas – voces estúpidas
Estaban cantando sus propias canciones y podían no venir
Escribió entonces para los no nacidos, ya que seguramente, esto dijo,
Ninguno es estúpido, ni ciego, ni muerto.
Delirium en Vera Cruz.
Dónde se fue la ternura le pregunta al espejo
Del hotel Biltmore, cuarto 216. Ay
Puede su reflejo apoyarse demasiado contra el vidrio al
Preguntar ¿dónde me perdí, dentro de qué horror?
¿Es ése que por detrás de tu quebradiza barrera
Me mira fijamente con terror? La ternura
Estuvo aquí, en éste verdadero retiro, en éste
Lugar; vio su forma, escuchó llantos por vos ¿Qué error
Hay aquí? ¿ Soy esa hendida y temeraria imagen?
¿El fantasma del amor que reflejás?
¿Ahora con el trasfondo del tequila, tropiezos, cuellos mugrientos
Perborato de sodio y una página rayada por la muerta
Incoherencia del teléfono?
...Él quebró todos los vidrios en el cuarto. (Deuda: $50)
Delirium en Uruapan.
Conocí a un hombre que sufría más que yo
En la esquina de una calle. Después, otro. Además de uno más.
Luego encontré una oscura calle de pobres
Fantasmas que habían sufrido una eternidad.
Le pregunté al primer hombre por su compañía
Pero él se rehusó. Entonces indagándome el porqué
pensé en preguntar al segundo hombre cuya mirada fija
De perfecto desprecio, se sostenía indiferente.
Subí rápidamente por la oscura calle para saber por
Aquellos que más sufren, para preguntarles lo que habían hecho
Para merecer eso, pero había una maldición en sus risas.
Entonces recordé que estaba en el infierno.
Si – ¿Qué hice para merecer ese condenado desprecio?
Y volví a bajar la oscura calle del sí mismo
Entendiendo demasiado bien.
Un joven compañero llamado Crane.
Había un joven compañero llamado Crane
Que permaneció bajo la lluvia en un puente
Esto no fue a medianoche
Él no estaba un poco borracho
Ni siquiera esperaba una Jane
El joven de Oaxaca.
Había un joven de Oaxaca
Cuyo sueño era ir a Mintaka
Y vivir en Orión
(Y no en el León
El pub donde se emborrachaba.
El cual era oscuro.)
Canciones para la segunda infancia.
XII.
Oh hoguera de Bierce, trampolín de Hart Crane. *
¡No moriré aquí! Clamó por su enferma vida.
Esto está lejos de casa ¡Por Cristo! Para morir así.
Lejos del amor, también; de la senda, de la sanidad, esposa...
Él tembló. Pero el salto olímpico de su cerebro
Corrió con el destino del atleta.
Para animar una vez más el cuarto del novio
Y abatir a la muerte y correrla hasta derrotarla...
Pero no derrotarla de semejante dolor ensortijado.
Sonriente muerte ( sardónica perdedora), “De caras
Y piedras inglesas, con sonrisas y flores elegantes,
Con la indulgencia de mi lento y preciado día en casa, deteniendo el aliento
Tal como todo lo que ha sido enterrado bajo las no – me – olvides,
Y te hablaré jovialmente. Y bien, ellas deberán saberlo.
*Alusión a desaparición de Ambrose Bierce y al suicidio de Hart Crane.
Ambos acontecimientos ocurrieron en México. Lowry se encontraba en
tal país al escribir la saga “Canciones Para la Segunda Infancia”
Un río seco es como el alma.
Un río seco es como el alma
De un poeta que no puede escribir, aunque percibe
Con imperfecta claridad su asunto y pena
Por morir abrasado a causa de la sequía. Pero su fin
Una vez fue un saludable mar de cristal de retiradas
Claras, de grises crecimientos en Hartseye, como viejos amores abandonados
Abandonados totalmente por el entendimiento. De ningún modo
Él concibe reemplazarlos: Solo en los flameantes empujes
De la memoria algún logro sin sentido
Como el río que en sus grises y piadosos árboles
En su agonía de piedras al sumergirse en los horrores
Se manifiesta ahora blanqueándose al sol. Por esto éstas,
Éstas piedras y la nada poseyéndolas
Cuando el río es un camino y la mente un vacío.
El pasado que florece.
No hay poesía cuando se vive aquí.
Estas piedras son tuyas, esos ruidos son tu mente,
Alos rechinantes tranvías y las calles que te unen
Al soñado bar donde se sienta la desesperación,
Son tranvías y calles: la poesía está en otra parte.
Los rótulos de cines y tiendas, una vez dejados atrás
Y añorados, no se vuelven a añorar. Extrañamente crueles
Parecen mojones absolutamente nuevos del aquí y ahora.
Pero desplázate hacia Nueva Zelanda o el Polo,
Y esas piedras florecerán y los ruidos cantarán,.
Y los tranvías arrullarán al niño que duerme
Que nunca descansa, y cuyo barco siempre dará vueltas.
Consuelo.
No eres el primero que tiene el tembleque,
el vértigo, el horror; que lleva chanclos escarlata,
ni tampoco la puta invencible
perseguida por ojos como redes de pescar. Inclinándose,
duele el rostro de hierro con ojos de ágata, y despierta
el ángel de la guarda, ve el pasado
como un Partenón de posibilidades…
No eres el primero al que se coge en mentira
ni del que se dice que está muriendo
Sin el dragón nocturno.
Ideas de libertad están atadas a la bebida.
Nuestro ideal de vida contiene una taberna
Donde un hombre puede sentarse y hablar o sólo pensar,
Sin ningún miedo al dragón nocturno;
O bien otra taberna donde no aparecen
Letreros de No se Fía ni de No hay crédito
Y, dejando aparte las ilimitadas cervezas,
Nos sentamos tranquilamente borrachos y locos a editar
Panfletos de un país realmente mejor donde un hombre
Puede beber un vino más delicado, ¡Ah!, no destilado
Que intoxica sutilmente sin dolor,
Tejiendo la visión de una taberna inasimilable
Donde siempre podemos beber sin pagar
Con la puerta abierta, y el viento soplando.
Nos sentamos descogotados, borrachos y locos por corregir.
Las nociones de libertad son aseguradas con un trago
Nuestro ideal de vida contiene una taberna
Donde un hombre puede sentarse y hablar o solo pensar en
Todo sin miedo a los dragones nocturnos
O al menos dónde aparecerá otra taberna.
No, no hay ahí signo de confianza y crédito no, no
Y además de la cerveza ilimitada
Nos sentamos descogotados borrachos y locos por corregir
Opúsculos de una tierra realmente mejor donde el hombre
Pueda tomarse un fino ¡ ah ¡ vino sin destilar
Esa intoxicante sutileza sin dolor
Tejiendo una asimilable visión del hospedaje
Donde podemos beber por siempre
Con la puerta abierta y el viento soplando.
Nocturno.
Este anochecer. Venus canta sola
Y plumas camino del nido tiemblan como seda
Semejantes a la túnica de un fantasma múltiple
Las alas desgarran un cielo como leche.
Gaviotas que muy pronto se volverán piedra
Busco y pierdo más allá del camino
De bosques que yo y mi ignorancia poseemos
Donde juntos paseamos sobre manos y rodillas
Juntos pasamos bajo la palidez
De un hermoso atardecer el más amado
Y sin embargo este atardecer es mi cárcel
Y policías relucen en los árboles.
Felicidad.
Montañas azules con nieve y fría agua azul turbulenta,
Un cielo borrascoso lleno de estrellas encendiéndose
Y Venus y la luna gibosa al amanecer,
Gaviotas siguiendo una motora cara al viento,
Árboles con ramas prendidas al aire-
Sentado al sol del mediodía con la furiosa
Sombra humeante de la chimenea de la cabaña-
Águilas que planean viento abajo,
Golondrinas marinas vuelan a golpes de viento,
Una nueva marca de tabaco a las once,
Y mi amor que vuelve en el autobús de las cuatro
-Dios mío, ¿por qué nos has dado todo esto?
Epitafio.
Malcolm Lowry
Ultimo deshecho de Bowery
Su prosa era florida
Y a menudo incandescente
Vivió, de noche, y bebió de día
Y murió tocando el ukelele.
Rilke y Yeats.
Ayudadme a escribir.
Mostradme las puertas
Donde las reglas están,
Y la jaula que
Mi alma mira atentamente,
Donde mi valor
Ruge entre las rejas.
Extraña tipografía.
Yo escribí: «en la oscura caverna de nuestro nacimiento».
El impresor puso«taberna», lo que parecía mejor:
Pero en eso reside el motivo de nuestra risa,
Dado que en el página siguiente «muerte» aparece como «suerte».
También puede ser que la palabra de Dios sea «distracción»
Y en nuestra extraña tipografía aparezca «destrucción»,
Lo que es cruel.
Bajo Malebolge se halla la calle Hastings...
Bajo Malebolge se halla la calle Hastings
La zona donde el rufián está más a gusto
Donde cada uno, en su pequeño mundo de drogas o crimen
Se mueve sin esperanza o, esperanzado, mendiga una moneda
Con la que conseguir media pinta de orina
Aunque fracasará, incluso en esto.
Espero, aunque lo dudo, que Dios conozca
Este lugar donde la sífilis florece como la rosa
Pues en cada rostro hay tan gran desesperación
Que nada, ni siquiera un dolor podría penetrar aquí.
Y esta escena de toda excusa exenta
Miran las montañas con absoluto desprecio,
Sin embargo esto también es Canadá, amigo mío,
Tuyo es absolverlo de la ruina, o terminar de una vez.
Abridor de ojos.
Cuan semejante a un hombre es el hombre que se levanta tarde
y contempla los platos sucios de la casa,
y contempla las botellas, también vacías
todo ello tragado durante el sordo ¿cómo estas? sin fin de la noche anterior,
aunque un vaso todavía contiene un refresco espantoso
cuan semejante al hombre es ese hombre y su destino,
aún borracho y tropezando entre los árboles amarillentos
va a desayunar ron picado, sardinas y guisantes.
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