jueves, 12 de junio de 2025

Poemas II. Harold Pinter (1930-2008)

Fútbol americano.

¡Aleluya!
Funciona.
Los jodimos bien jodidos.
Les jodimos bien jodidos
les hemos dado por culo
has
ta sus putas orejas.
Funciona.
Les jodimos bien jodidos.
¡Se asfixian en su propia mierda!
¡Aleluya!
Reza al señor por todas las buenas
cosas.
Los enterramos en su jodida mierda.
Se la están comiendo.
Reza al señor por todas las buenas
cosas.
Les reventamos las pelotas hasta hacerlas
polvo,
motas de puto polvo.
Lo hicimos
Ahora quiero que vengas aquí
y que me des un buen beso en los morros.





No mires.

No mires.
El mundo está a punto de colapsar.
No mires.
El mundo está a punto de soltar toda su luz
Y saturarnos en el foso tupido de su oscuridad,
Ese negro, repleto y sofocado sitio
Donde vamos a asesinar o morir o bailar o llorar
O gritar lloriqueando o chillar cual ratones
Para renegociar nuestro precio de salida.





Mensaje.

Jill Fred llamó. No puede venir esta noche.
Dijo que llamaría otra vez, tan pronto como pueda.
Yo dije (de parte tuya) Bien, no hay problema.
Quería que te dijera que estaba bien,
La misma mierda, dijo, tú sabes, jode,
La mierda con la que hay que lidiar.
A veces no eres más que un inodoro andante.

Yo misma estaba familiarizada con la peste,
Le dije, y le aconsejé calmarse.
No dejes que los estúpidos te depriman,
Quítale la tapa a la olla un par de minutos,
Vete al pueblo, incinera a alguien,
Búscate otra puta, dale unos cuantos martillazos,
Vive mientras seas joven, hasta que canse,
Patea en los cojones al primer ciego que encuentres.

De todas formas él llamará otra vez.
Yo regresaré a tiempo para el té.
Tu madre que te quiere.





Encuentro.

Son los muertos de la noche
Los que han muerto desde hace mucho vigilan
A los nuevos muertos
Y caminan hacia ellos

Se escucha un latido suave
Mientras los muertos abrazan
A aquellos que han muerto hace tiempo
Y caminan hacia ellos

Lloran y se besan
Cuando se encuentran de nuevo
Por primera y última vez.





Fantasma.

Sentí suaves dedos en mi garganta
Parecía que alguien me estaba estrangulando

Los labios eran duros y al mismo tiempo dulces
Parecía que alguien me besaba

Mis huesos vitales estaban a punto de quebrarse
Me miré en los ojos de otro

Vi que era un rostro que conocía
Un rostro tan apacible como grotesco

No sonreía no lloraba
Sus ojos eran grandes y blanca su piel

No sonreía no lloraba
Levanté mi mano toqué su mejilla.


No hay comentarios.:

Publicar un comentario