Hija de siempre de las cosas claras...
Hija de siempre de las cosas claras,
las estancias de luz, las aguas donde
la paz halla aposento, el tiempo tiene
no paso mas temblor. El temblor queda.
No te cumple lo torpe. Todo sale
seguro al existir. No hay esperanza
porque la dicha existe, la tenemos
sin desear ni desazón. Se mide
con hermosura todo. La hermosura
fue en el comienzo. Su fluir no cesa.
La dicha, qué es la dicha?
La dicha, qué es la dicha? (La palabra
no me hace feliz, dicho de paso). Yo diría
que es sencillamente ir contigo de la mano,
detenerse un momento porque un olor nos llama,
una luz nos recorre, algo que nos calienta
por dentro, que nos hace pensar que no es la vida,
la que nos lleva, sino que nosotros somos
la vida, que vivir es eso, sencillamente eso.
La madre.
La madre soñaba oscuramente:
Será rubio, tendrá estos ojos mismos,
le amarán las muchachas. Una tarde,
de pronto, llorará junto a una rosa.
Le crecerá la angustia sin saberlo.
y cada nuevo umbral será una herida.
Temblará al traspasarlos, hijo mío.
Acaso una paloma, acaso nada.
El viento por la frente; las caídas
hojas que se acumulan; los rumores
del corazón callados: nadie sabe
las formas repentinas de la dicha.
Yo lo siento aquí hondo, en mis entrañas,
el río de tu vida, que me deja
una nostalgia antigua, una dulzura
vieja en mi corazón, como la sangre.
Me hace toda ribera, toda muro
donde pasan las aguas de tus años.
Vuelvo otra vez a ser niña que juega,
corriendo como niña entre las rosas.
¡Oh sueño en mis entrañas! ¡Oh alto río,
resonando de siempre en mis entrañas!
Me la encontré de pronto. Dije: ¡Rosa!...
Me la encontré de pronto. Dije: ¡Rosa!
¿Por este corazón tú nuevamente?
Tú, la Rosa de siempre inesperada,
la dolorosa Rosa por quien vivo,
(espiando la hermosura por si en ella
vas ignorada, vas como las nubes
o la belleza por la noche, mientras
nosotros en el sueño. Así, de pronto.
¿Cómo esperar de pronto que en septiembre
ocupado en las cosas de septiembre,
en esperar la lluvia, arar el campo
o fatigar el monte, tú vinieras,
tan alegre diciendo: José mío,
si vieras qué hermosura de viaje?
Muchos me dicen: ¿Y esa Rosa tuya...
Muchos me dicen: ¿Y esa Rosa tuya
es de verdad? Yo les contesto
Rosa y verdad son sólo una.
Rosa es el nombre de lo eterno,
que ella, eterna, si pronunciara
no sería rosa.
Ni yo este corazón que vive de eso.
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