martes, 12 de agosto de 2025

Poemas. Gary Snyder.

Por qué cuido mi Mcintosh. 


Porque cavila bajo su capucha como un halcón posado,
Porque brinca como un caballo nervioso
y a veces me tira
Porque es vago cuando está frío
Porque el plástico es un material triste y duro
que encanta a los roedores
Porque es caprichoso
Porque mi mente vuela a su interior a través de mis dedos
Porque salta hacia delante y atrás,
es un incansable rastreador y buscador,
Porque sus teclas repiquetean como el granizo en la roca
Y parpadea al apagarse,

Y aprovisiona para mí puñados de palabras,
docenas de bolsillos de
oro bajo cantos en los lechos de los ríos, vainas idénticas
aferradas a los vástagos, o almacena cajas con tuercas;
Y yo las pierdo y las encuentro,

Porque mundos enteros de escritura pueden desplegarse de golpe
y después destacarse y se desvanecen al instante
con el "delete" y así enseña
fugacidad y dolor;
Y porque mi ordenador y yo somos ambos efímeros
en este mundo, los dos torpes, con destinos terrenales,
Porque le he dejado mudarse conmigo
al interior de la tienda
Y sale conmigo cada mañana
Llenamos nuestras cestas, volvemos a casa,
Nos sentimos plenos, relajados, le echo un fragmento y ronronea.





Como la poesía llega a mí.


Cómo la poesía llega a mí
Se acerca dando tumbos por las
rocas de noche, se queda
temerosa donde el
fogón no alcanza a iluminar
voy a su encuentro al
filo de la luz.





Toji. 


Templo de Shigon, Kyoto

Hombres durmiendo en paños menores
con diarios debajo de sus cabezas
bajo los aleros de Toji,
Kobo Daishi de sólido hierro y diez pies de alto
que se alarga en el medio, con una paloma sobre
su sombrero.

Atisbando a través de las rejas de un gallinero
en polvorientas estatuas laminadas de oro
un cínico curvo vientre
de frío Bodhisatva—quizás Avalokita—,
bisexual y experimentado en todo, aplastado
sobre su pierna, con un nimbo de oro cobra
hace brillar en la sombra
una antigua sonrisa de sabiduría
donde repican la India y el Tíbet.

Joven madre de seno descubierto
con sus chicos a la sombra
del viejo árbol del Templo,
nadie te molesta en Toji;
afuera rechina el tranvía.





La llamada de lo salvaje. 


El pesado anciano en su cama de noche
Oye que canta el Coyote
en el prado trasero
Todos los años trabajó en el rancho, la mina y el bosque.
Católico.
Californiano nativo.
y los Coyotes aúllan en su
año octogésimo.
Llamará al Trampero
del Gobierno
Que le pone trampas de hierro a los Coyotes,
Mañana.
Mis hijos perderán
La música que justo empezaron
A amar.

Los ex psicodélicos de las ciudades
Convertidos en Gurú o Swami
Hacen penitencia con brillantes
Ojos dopados, y paran de comer carne.
En los bosques de Norteamérica,
Tierra del Coyote y del Águila,
Sueñan con la India, en
los éxtasis asexuados siempre benditos.
Y duermen en cúpulas
Geodésicas con calefacción al aceite,
Que pegaron como verrugas
A los bosques.

Y el canto del Coyote
es silenciado
porque temen
la llamada
de la tierra salvaje.

Y vendieron sus cedros vírgenes,
los árboles más altos en millas a la redonda,
A una maderera
Que les dijo,

“Los árboles están llenos de bichos”.
El Gobierno finalmente decidió
Declarar la guerra total. La Derrota
es Anti-Estadounidense.

Y llevaron por los aires,
A sus mujeres con ellos
peinadas exóticamente
pintando con esmalte de uñas
los disparadores de los cañones.

Y nunca volvieron a aterrizar
pues descubrieron
que el suelo

es pro-comunista. Y sucio.
Y los insectos están aliados con el Viet Cong.

Entonces bombardean y bombardean
Día tras día, a través del planeta
cegando a los gorriones
quebrándole los tímpanos a los buhos
triturando troncos de cerezos
retorciendo y curvando
intestinos de ciervos
en las rocas fragmentadas, polvorientas.
Todos estos Norteamericanos en ciudades especiales en el cielo
Descargando venenos y explosivos
Primero a través del Asia,
Y después en Norteamérica,

Una guerra contra la tierra,
Y cuando terminen, no quedará
un lugar

Para que se esconda el Coyote.

Mensaje

Me gustaría decir
que el Coyote está dentro de ti
para siempre.
Pero no es verdad.





El baño.


Lavo a Kai en el sauna
El farol de querosene sobre una caja
afuera en la ventana al ras del suelo,
Ilumina el borde de la caldera de hierro y
la bañera hasta la losa
El vapor y las gotas de agua que chasquean
se deslizan por la pila de rocas de arriba
Está de pie en el agua caliente
Enjabono su suave muslo y su barriga
“¡Gary no me enjabones el pelo!”
—miedo a que le ardan los ojos—
la mano enjabonada que siente
en contorno de las bolas y las curvas de su cuerpo
en la ingle,
Y le lavo cosquilleando el escroto, el pequeño ano,
su pene que se curva y endurece
cuando empujo la piel y trato de lavarlo
Riéndose y saltando, revoleando los brazos,
Me agacho desnudo también,
¿es éste nuestro cuerpo?

Sudar y jadear en la piedra caliente al vapor de la caldera
el balde de madera rocía agua en las tablas de cedro
el farol de querosene titila afuera en el viento del pinar
la noche cabalga en el bosque de la sierra
Masa entra, y hace que el aire fresco
se filtre desde la puerta
con un hondo y dulce aliento
Y lo agarra entero de modo prolijo, con una rodilla abajo
su pelo cae y esconde un lado entero del
hombro, el busto, y la barriga,
Lava hábilmente el cabello de Kai
que se enoja y grita—
El cuerpo de mi mujer, valle combado en la columna,
el espacio entre los muslos que alcanzo,
abarco el arco de la vulva y lo sostengo desde atrás,
cosquilleo enjabonado la mano como un cáliz
Los portales de lo Imponente
Que se abren hacia un mundo de espejos dobles de
úteros en úteros, en anillos,
que comienzan con música,
¿es éste nuestro cuerpo?

El lugar oculto de la semilla
La red de venas que fluye a través de las costillas, que junta
leche y culmina en un pezón que calza
en nuestra boca—
La leche mamada desde este cuerpo nuestro envía
sacudones de luz; el hijo, el padre,
comparten el deleite de la madre
Lo cual brinda suavidad a la flor de lo reverente
abre un rizado portal del loto que abarco y beso
Mientras Kai ríe en el pecho de su madre del que es
destetado, nosotros
nos lavamos uno al otro
éste es nuestro cuerpo

El pequeño escroto de Kai junto a su ingle,
la semilla oculta todavía, pasada a él desde nosotros
En flujos que se alzaron con las mismas fuerzas del gozo
así como su Masa lo amamanta ahora
jugando con sus pechos,
O yo en ella,
O él emergiendo
éste es nuestro cuerpo

Lavados, y enjuagados, y sudando más, nos estiramos
sobre los bancos de pino con los corazones latiendo
Quietos en el hervor lento de la caldera,
los aromas de cedro
Y luego nos damos vuelta,
murmurando chismes de los pastos,
conversaciones de la leña,
Preguntándonos si Gen dormita, cómo traerlo
pronto para bañarlo también—
Estos chicos que aman a su madre
que ama a los hombres, que pasa
sus hijos a otras mujeres;
La nube atraviesa el cielo. Los pinos al viento.
el murmullo que chorrea en el prado pantanoso

éste es nuestro cuerpo.

Fuego interno y agua que hierve en la caldera
Suspiramos y nos deslizamos desde los bancos
Envolvemos a los bebés, salimos,

una noche oscura & todas las estrellas,

Echamos agua fría en la espalda y los muslos
Entramos en la casa – soltamos vapor de pie ante la estufa
Kai retoza sobre la piel de cordero
Gen de pie se balancea y grita

“¡Bao! ¡bao! ¡bao! ¡bao! ¡bao!”

Este es nuestro cuerpo. Sentados ante las llamas con las piernas cruzadas
bebiendo agua helada
abrazando a los bebés, besando las barrigas,

Riendo sobre la Inmensa Tierra

A la salida del baño.





En cuanto a los poetas.


Los Poetas Tierra
Que escriben pequeños poemas
No precisan ayuda de nadie

Los Poetas Aire
Menean los vendavales más raudos
Y a veces penden de los remolinos
Poema tras poema
Ondulándose en la misma embestida

A diez grados bajo cero
El fuel-oil no fluye
Y el propano permanece en el tanque
Los Poetas Fuego
Arden en el cero absoluto
Bombean amor fosilizado

El primer
Poeta Agua
Permaneció sumergido seis años.
Lo cubrían las algas marinas.
La vida en su poema
Dejó millones de diminutas
Huellas diferentes
Entrelazadas en el barro.

Con el Sol y la Luna
En su barriga,
El Poeta Espacio
Duerme.
El cielo sin fin—
Pero sus poemas
Como gansos salvajes
Vuelan sobre el abismo.

Un Poeta Mente
Permanece en casa.
La casa está vacía
Y carece de paredes.
El poema
Se ve desde todos lados,
En todas partes,
De una sola vez.





El hongo salvaje. 


Bueno, los rayos del crepúsculo están brillando
Yo y Kai tenemos nuestras herramientas
Un balde y una pala
Y un libro con todas las reglas

Jamás comas Boletus
Si su tronco es colorado
Apártate de las Amanitas
Sino te mueres hermano

A veces ya están podridos
O sus tallos están partidos
Donde los ciervos los pisaron
Cuando tironean la hojarasca

Salimos hacia el bosque
A buscar el hongo salvaje
De formas diversas y coloridas
Brillantes entre el ramaje oscuro

Si miras bajo los robles
O alrededor del muñón de un viejo pino
Verás que aparece un hongo
Por el modo en que las hojas se encorvan

Despliegan múltiples fibras
Entre las raíces y las hierbas
Dicen que algunos te enferman mucho
O que te aproximan a Dios

Pues aquí está la familia de los hongos
Un clan amigo de gran extensión
Como alimento, como diversión, como veneno
Le brindan ayuda al hombre.





No importa, no te calientes. 


El Padre es el Vacío
La Esposa Olas

Su hijo es la Materia.

La Materia lo hace con su madre
Y su criatura es la Vida,
una hija.
La Hija es la Gran Madre
Que, con su padre/hermano Materia
como amante,

Da nacimiento a la Mente.





Por los niños.


Colinas que se elevan, laderas,
de estadísticas
están frente a nosotros,
la subida empinada
de todo, en ascenso,
arriba, mientras todos nosotros
descendemos.

En el siglo próximo
o el que le siga,
dicen,
habrá valles, pastizales
donde podremos reunirnos en paz
si conseguimos llegar.

Para escalar estas cumbres venideras
una palabra para ti, para
ti y tus hijos:

permanezcan juntos
aprendan de las flores
anden livianos.





Aguacate. 


El Drama es como un aguacate.
Algunas partes están tan maduras
Que no puedes creer que sea tan bueno,
Y otras partes verdes y duras
Sin mucho sabor,
Complaciendo a quienes les gustan sus huevos
Bien cocidos.

Y la cáscara es suave,
La gran cáscara alrededor del centro
Es tu propia naturaleza original verdadera
Pura y suave.

Casi nadie la abre al medio
O intenta mirar siquiera si crecerá.

Dura y resbaladiza
parece que deberías plantarla.
Pero entonces
se escapa de entre los dedos,
Y se pierde.


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