Y dije al llegar la primavera,
No continúes oculto en los coloreados árboles,
Dulcemente sacude tu cabeza
Con la espuma de floreados mares.
Y tú te alzaste de las profundidades de la hierba
Que susurraba con el viento y lloraba,
Diciendo que deberías dejar pasar los gélidos mares,
Buscando tus pétalos que todavía dormían.
Y yo olvidé la espuma inmóvil y la arena,
Indolente con el brillo de las horas
Entre los árboles mudos. Y, mano sobre mano,
Extrañamente, entre las flores cantamos.
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