Miradlo con su chistera,
sus botas hasta las rodillas, y su elegante cuello;
sólo mi papá pudo lucir así,
y quiero a mi papá como él amó su dólar.
La cancel golpea, y el ruido es muy extraño,
helo allí, bajo una lluvia de oro;
sus bolsillos están llenos de billetes doblados,
sus labios son azules, y sus manos sienten frío.
En el salón, cuelga de su corbata negra,
las damas se desvanecen, y los niños gritan:
sólo mi papá pudo lucir así,
y quiero a mi papá como él amó su dólar.
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