miércoles, 9 de octubre de 2024

Poemas. Louise Glück (1943-2023)

Prisma. 3. Así como se acepta... 


Así como se acepta
un enemigo, por estas ventanas
se acepta
al mundo:

esta es la cocina, este el estudio en penumbra.

Lo que significa: yo mando aquí.





Prisma. 4. Cuando te enamoras...


Cuando te enamoras, dijo mi hermana,
es como que te caiga un rayo.

Hablaba con esperanza
como para atraer el rayo.

Yo le recordé que estaba repitiendo exactamente
la formula de nuestra madre, la que ella y yo

habíamos discutido en la infancia porque sentíamos 
que lo que veíamos en los adultos

no eran los efectos del rayo
sino de la silla eléctrica.





Prisma. 7. De las nubes traspasadas...


De las nubes traspasadas, quietas líneas de plata.

Diferentes
del amarillo de la bellota, venas
de mercurio que fueron los caminos de los ríos.

Después la lluvia de nuevo,
borrando las pisadas de la tierra húmeda.

Un camino implícito
como un mapa sin encrucijadas.





Prisma. 8. Lo implícito era la necesidad... 


Lo implícito era la necesidad de abandonar
la infancia. la palabra "casarse" era una señal.
También podía tratarse como un consejo estético.
la voz cansada de la infancia
no tiene registro grave.
La palabra era un código, misterioso como la piedra Rosetta
También era una señal de advertencia al borde del camino.
Pudiste llevar pocas cosas contigo como regalo.
Pudiste llevar lo que pensabas.
"Casarse" quiere decir acallar esa parte.





Prisma. 9. Una noche de verano... 


Una noche de verano. Afuera,
suena la tormenta de verano. Después se aclara el cielo.
En la ventana, constelaciones de verano.

Estoy en una cama. Ese hombre y yo
suspendidos en la calma extraña
a la que induce el sexo. A la que cierto sexo induce.
Anhelar, ¿qué es? El deseo, ¿qué es?

En la ventana, constelaciones de verano.
Hace tiempo podía nombrarlas.





Prisma. 10. Formas abstractas... 


Formas
abstractas, patrones.
La luz de la mente. Los fuegos
fríos y exactos del desinterés, curiosamente
bloqueados por la tierra, coherente,
brillante de agua y aire,
los elaborados signos
que dicen: ahora siembra, ahora cosecha -
Podía nombrarlos. Les tenía nombres:
dos cosas diferentes.





Prisma. 11. Maravillosos objetos las estrellas...


Maravillosos objetos las estrellas.
Cuando niña sufrí de insomnio.
En las noches de verano mis padres me dejaban ir a la orilla del lago
con el perro por compañía.
¿Dije "sufrí"? Así explicaban mis padres
gustos que a ellos les parecían
inexplicables: mejor "sufrí" que "prefería vivir con el perro".
Oscuridad. Silencio que anulaba la mortalidad.
Los botes amarrados subían y bajaban.
En luna llena podía leer los nombres femeninos
pintados al costado de los botes:
Ruth Ann, Izzy la dulce, Mi amor Peggy.
A ningún sitio iban esas muchachas.
No había nada
que aprender de ellas.
Extendía mi chaqueta en la arena húmeda,
el perro se acurrucaba junto a mí.
Mis padres no podían ver el ascenso: en mi cabeza.
Al escribirlo, ellos me corregían la ortografía.
Sonidos del lago. Los dulces e inhumanos
sonidos del agua azotando el muelle, el perro jadeando
por entre los juncos.





Prisma. 12. La tarea era enamorarse... 


La tarea era enamorarse.
Los detalles dependían de uno.
La segunda parte era
incluir palabras en el poema,
palabras que se tomaban de un texto concreto
que trataba de otra cosa.





Prisma. 13. Lluvia de primavera... 


Lluvia de primavera, después una noche de verano.
Una voz de hombre, después una voz de mujer.

Creciste, fuiste alcanzada por el relámpago.
Al abrir los ojos, te ataste para siempre a tu verdadero amor.

Sólo pasa una vez. Después se te cuida,
se termina tu historia.

Sólo pasa una vez. Ser alcanzado es como una vacuna,
el resto de tu vida inmune,
seca y caliente.

A menos que el golpe no fuera tan profundo.
No como una vacuna, como una adicción.





Prisma. 14. La tarea era enamorarse... 


La tarea era enamorarse.
El autor una mujer.
El ego se llamaba alma.

La acción acontecía en el cuerpo.
Las estrellas representaban todo lo demás: sueños, la mente, etc.

El amado se identificaba
con el propio ser en una proyección narcisista.
La mente una subtrama. Se embellecía.

El tiempo se experimentaba
más como ritual que como narrativa.
Lo repetido ganaba peso.

Ciertos finales fueron trágicos, por eso aceptables.
Todo lo demás, fracaso.





Prisma. 15. Engaño. Mentira... 


Engaño. Mentira. Embellecimientos que llamamos
hipótesis.

Demasiados caminos, demasiadas versiones.
Demasiados caminos, ningún sendero.

¿Y al final?





Prisma. 16. Enlistar las implicaciones... 


Enlistar las implicaciones de "encrucijada".
Respuesta: una historia con moraleja.
Ofrecer un contraejemplo:





Prisma.17. El propio ser terminaba... 


El propio ser terminaba y comenzaba el mundo.
Eran del mismo tamaño,
medibles,
el uno espejo del otro.





Prisma. 18. El acertijo era... 


El acertijo era: ¿por qué no podemos
vivir en la mente?

La respuesta era: la frontera
de la tierra se interpone.





Prisma. 19. La habitación estaba en silencio... 


La habitación estaba en silencio.
Es decir, la habitación en silencio pero los amantes respiraban.

Como en cierto modo, la noche era oscura.
Era oscura pero brillaban las estrellas.

El hombre del lecho era uno de uno de los muchos
a los que entregué mi corazón. El presente del propio ser
que no tiene límites.
No tiene límites aunque se repite.

La habitación estaba en silencio.
Absoluta como la negra noche.





Prisma. 20. Una noche de verano... 


Una noche de verano. Sonido de tormenta de verano.
Las grandes placas se mueven invisiblemente y cambian-

Y en la habitación oscura, los amantes duermen uno en brazos del otro.

Somos, ambos, el que despierte primero,
el que agite el fuego y mire, a la luz primera del alba,
el extraño.





Infierno. 


¿Por qué te fuiste?

Emergí viva del fuego;
¿será posible?

¿Cuánto se perdió?

Nada se perdió: todo fue
aniquilado. La destrucción
resulta de la acción.

¿El fuego fue real?

Recuerdo, hace veinte años, la casa en llamas,
y a nosotros tratando de salvar lo que podíamos.
Porcelana, cosas así. El humo acre, cubriéndolo todo.

En mi sueño, yo erigía una pira funeraria.
Para mí, se entiende.
Pensé que había sufrido ya bastante.

Pensé que era el final para mi cuerpo: el fuego parecía
un desenlace adecuado para el hambre;
eran la misma cosa.

¿Y, sin embargo, no moriste?

Fue un sueño; creí estar yendo a casa.
Recuerdo que me dije
no va a funcionar; recuerdo haber pensado
que mi alma era muy terca para morir.
Pensé, como la mayoría,
que alma y conciencia coincidían-

¿Por qué te fuiste?

Me desperté en otro mundo.
Así de simple.

¿Por qué te fuiste?

El mundo había cambiado. Por lo que vi,
caminé desde el fuego
hasta otro mundo-tal vez
a la morada de los muertos.
No el fin de la carencia sino la carencia
elevada a su máximo esplendor.






El misterio. 


Me convertí en un ser de luz.
Estaba sentada en un porche, en California,
rodeada de rosas carmesí; un cochecito amarillo
pasó con un bebé que hacía burbujas como un pez.

Yo estaba sentada en una hamaca
leyendo por enésima vez a Nero Wolfe;
en su misterio se puede descansar.
Reconozco al inocente: en parte he incorporado
el genio del maestro; en su mente sutil
el tiempo se mueve en dos direcciones: hacia atrás,
del acto al motivo,
hacia adelante, a una justa solución.

Corazón audaz, nunca vuelvas a temblar:
la única sombra que hay es la de la palma angosta





Cosecha.


Me duele pensar en vosotros en el pasado.

Miraos, atados ciegamente a la tierra
como si fuera los viñedos del paraíso
mientras el campo arde a vuestro alrededor.

Ay, pequeños, sois tan poco sutiles:
ése es vuestro tormento y vuestro don.

Y si lo que teméis es la muerte,
su castigo está más allá de éste, no necesitáis
temerla:

cuántas veces debo destruir mi propia creación
para enseñaros
que vuestro castigo es éste:

un solo gesto me bastó para instalaros
en el tiempo y en el paraíso.





Final del verano. 


Después de ocurrirme todo,
me ocurrió el vacío.

Hay un límite
en el placer que obtuve de las formas;

en esto no soy como vosotros,
no necesito liberarme en otro cuerpo,

no necesito
protección fuera de mí.

Mis pobres e inspiradas
criaturas, sois
mi distracción, finalmente,

meras restricciones; sois
un poco como yo
demasiado pequeñas
para complacerme.

Y tan inflexibles,
queréis cobrar por adelantado
vuestra ausencia,
cobrar con alguna parte de la tierra,
algún recuerdo, del mismo modo que una vez
fuisteis premiadas por vuestra labor.


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