Instantáneas de una nuera.
1.
Tú, antaño una beldad en Shreveport,
con cabellos teñidos de henna,
la piel como un capullo de melocotón,
aún te haces vestidos copiados de aquella época,
y tocas un preludio de Chopin
del que Cortot dijo: «Deliciosos recuerdos
fluyen como perfume a través de la memoria.»
Tu mente ahora,
desmoronándose como una tarta nupcial,
cargada de experiencias inútiles, rica
en sospechas, rumores, fantasías,
rompiéndose bajo el filo del cuchillo
de la realidad. En la plenitud de tu vida.
Excitada, colérica, tu hija
seca las cucharas, crece de otra forma.
2.
Golpeando la cafetera en el fregadero
oye a los ángeles recriminándola, y mira hacia fuera
más allá de los jardines rastrillados, al sucio cielo.
Hace sólo una semana le dijeron: No seas paciente.
La vez siguiente fue: Sé insaciable.
Luego: Sálvate a ti misma; no puedes salvar a otros.
A veces deja que el agua del grifo le escalde el brazo
que una cerilla arda hasta quemarle la uña del pulgar,
o mantiene la mano sobre el escape de la tetera
justo sobre el denso vapor. Son ángeles probablemente,
ya que a ella ya nada le duele, excepto
la arenilla que cada mañana se le mete en los ojos.
3.
Una mujer que piensa duerme con monstruos.
Se convierte en el pico que la agarra. Y la Naturaleza,
ese arcón de tempora y mores,
con tapas alabeadas, todavía útil,
se atiborra con todo ello: las mohosas flores de naranjo,
las píldoras femeninas, los tremendos senos
de Boadicea bajo lisas cabezas de zorro y orquídeas.
A través del cristal tallado y la mayólica
oigo gritar a dos atractivas mujeres, enzarzadas en una discusión,
las dos orgullosas, agudas, sutiles,
como Furias arrinconadas lejos de su presa:
el discurso ad feminam, te clavo
todos los viejos cuchillos que se han oxidado en mi espalda,
ma semblable, ma soeur!
4.
Reconociéndose demasiado bien la una en la otra:
sus cualidades no sólo deleite, sino una espina,
la punzada afilada contra el menor signo de desprecio...
Leyendo, mientras espera
que la plancha se caliente,
escribiendo, My Life had stood -a Loaded Gun-
en esa despensa de Amherst mientras las confituras hierven y se pudren,
o más a menudo,
con ojos férreos y pico y resuelta como un pájaro,
limpiándolo todo en el trastero cotidiano de la vida.
5.
Dulce ridens, dulce loquens,
se depila las piernas hasta que relucen
Como colmillo de mamut petrificado.
6.
Cuando con su laúd canta Corina °1
ni las palabras ni la música son suyas;
sólo el largo pelo que le roza
la mejilla, sólo la canción
de seda en sus rodillas
y éstas
se acomodan en un parpadeo.
Suspendida, temblando e insatisfecha, frente
a.una puerta abierta, esa jaula de jaulas,
dinos, tú, pájaro, tú, trágica máquina-
¿es éste un fertilisante douleur? Inmovilizada
por el amor, para ti el único acto natural,
¿están tus filos más preparados
para penetrar los secretos de la cripta? ¿Te ha enseñado la Naturaleza
sus libros de cuenta a ti, nuera,
que sus hijos nunca vieron?
7.
«Contar en este mundo incierto con algún refugio
que no pueda ser destruido, es
de primordial importancia.»
Así escribió
una mujer, en parte valiente y en parte buena,
que luchó contra lo que apenas comprendía.
Pocos hombres en su entorno harían o podrían hacer más,
de ahí que la llamaran arpía, fiera y puta.
8.
«Todas morís a los quince», dijo Diderot,
y se convirtió en parte en leyenda y convención.
Sin embargo, ojos sueñan de manera imprecisa
tras cerradas ventanas brumosas por el vapor.
Deliciosamente, todo lo que podríamos haber sido,
todo lo que fuimos -fuego, lágrimas,
ingenio, gusto, ambición martirizada-
agita como el recuerdo de un adulterio no consumado
el exhausto y fláccido pecho de nuestra madurez.
9.
¿No que se hagan bien las cosas, sino
que se hagan siquiera? Cierto, ¡piensa
en la posibilidad! U olvídala para siempre.
Este lujo de la criatura precoz,
preciada inválida cr6nica del Tiempo-
¿renunciaríamos a él, queridas, si pudiéramos?
Nuestra ruina ha sido nuestra ventaja:
el simple ingenio nos bastaba
-brillo en fragmentos y borradores.
No suspiréis más, señoras.
El tiempo es hombre
y en sus copas brinda por la belleza.
Desconcertadas por las galanterías, oímos
alabar nuestras mediocridades,
considerar abnegación la indolencia,
elegante intuición el pensamiento desordenado,
cada desliz se perdona, nuestro crimen
es sólo hacer marcada sombra
o romper el molde sin vacilar.
Para eso, celdas de aislamiento,
gases lacrimógenos, bombardeos de dolor.
Pocas son las aspirantes a tal honor.
10.
Bien,
le ha llevado mucho tiempo llegar, a ella que debe ser
más despiadada consigo misma que la historia.
Mente al viento, la veo zambullirse
desafiante, moviéndose por las corrientes,
bañada por la luz
Can bella, al menos, como cualquier muchacho
o helicóptero,
firme, acercándose todavía,
sus finas hélices estremeciendo el aire
pero su carga
no será una promesa entonces:
entregada
palpable
nuestra.
Delta.
Si has creído que este escombro es mi pasado
hurgando en él para vender fragmentos
entérate de que ya hace tiempo me mudé
más hondo al centro de la cuestión
Si crees que puedes agarrarme, piensa otra vez:
mi historia fluye en más de una dirección
un delta que surge del cauce
con sus cinco dedos extendidos.
Reparto de tareas.
Las revoluciones dan vueltas, pactan, hacen declaraciones:
una revista nueva aparece, viejos nombres en su cabecera,
una revista antigua abrillanta su obra
con deconstrucciones de la prosa de Malcolm X
Las mujeres en las filas traseras de la política
todavía lamen hilo para pasarlo por el ojo
de la aguja, truecan huesos por plástico, rajan vainas
para venderlas como collares en los cruceros
hacen inmaculados vestidos de Primera Comunión
con planchas y vacilante agua caliente
todavía ajustan los microscópicos hilos dorados
en los chips de silicio
todavía dan clase, vigilan a los niños
esaparecidos en las callejuelas de fuego cruzado, los barrancos de
repentinas inundaciones
los repentinos incendios de queroseno-
mujeres cuyo trabajo reconstruye el mundo
todas y cada una de la mañanas
He visto a una mujer sentada
entre la estufa y las estrellas
sus dedos chamuscados de apagar las velas
de la pura teoría
Indice y pulgar: los dos quemados:
he sentido esa cera sagrada levantarme ampollas en la mano.
Planetarium.
Inspirado en Caroline Herschel (1750-1848),
astrónoma, hermana de William, y en otras...
Una mujer con forma de monstruo un monstruo
con forma de mujer
abundan en los cielos
una mujer «en la nieve
entre los Relojes e instrumentos
o midiendo el suelo con pértigas»
capaz de descubrir a sus 98 años
8 cometas
aquella sobre quien la luna gobernó
como en nosotras
levita hacia el nocturno cielo
surca distancias en los lentes pulidos
Galaxias de mujeres, cumpliendo ahí
penitencia por impulsivas
congelados nervios
en aquellos espacios de la mente
Un ojo
«viril, exacto y absolutamente seguro»
desde las confusas telarañas de Uranusbor
encuentra la NOVA
cada impulso de luz estalla
desde el centro
como se descarga nuestra vida
Tycho susurra al fin
«Que no parezca que he vivido en vano»
Lo que vemos, lo vemos
y ver es cambiar
la luz que marchita una montaña
y le permite a un hombre vivir
Los latidos del pulsar
el corazón exudando por mi cuerpo
El impulso de radio
que fluye desde Taurus
Estoy bombardeada aun así me yergo
Me he mantenido de pie toda la vida en medio
del curso directo de una batería de señales
el más fielmente transmitido el más
intraducible lenguaje en el universo
Soy una nube galáctea tan profunda tan intrincada
que una onda de luz demoraría 15
años viajando por mí Y ha ocurrido
Soy un instrumento con forma
de mujer intentando traducir pulsaciones
a imágenes para aliviar el cuerpo
y reconstruir la mente.
Veintiún poemas de amor.
Poema emergente, sin número
Pase lo que pase, vivirá en mí
tu cuerpo. El ondeante ejercicio de tu amor,
sensible, frágil como la fronda apenas enroscada
del helecho en espiral en los bosques
recién dorados por el sol.
Amplios, tus muslos, viajeros nobles y generosos
donde mi rostro entero se hunde una y otra vez...
La sabiduría honda y la inocencia de esa morada
descubierta para mi lengua...En mis labios, el ritmo
tembloroso e insaciable de tus pechos...
Sentir tu mano en mí, firme, protectora,
descubriéndome, con la fuerza de tu lengua
y tus dedos finos llegando allí, donde te esperé siempre,
en mi fondo húmedo y rosa.
Pase lo que pase, ahí estarás tú.
XX. Aquella conversación que siempre estuvimos a punto...
Aquella conversación que siempre estuvimos a punto
De tener, está girando en mis pensamientos,
Durante la noche el Hudson tiembla bajo las luces de Nueva Jersey
El agua contaminada reflejando también la luna
Y yo distingo a una mujer
Que amaba ahogándose en secretos, con una temible herida
Alrededor de su garganta que la rodea tal como los cabellos.
Y esa es ella con quien he intentado hablar, cuya herida, expresa en su rostro
Volviéndose a un lado de dolor, es arrastrada cada vez mas profundo
Donde no me puede escuchar,
Y enseguida me doy cuenta yo que estaba hablando con mi alma.
XII. Durmiendo, girando incesantes...
Durmiendo, girando incesantes como planetas
en sus praderas nocturnas:
un roce es suficiente para hacernos saber
que no estamos solas en el universo, aún dormidasl
os fantasmas del sueño de dos mundos
cruzan sus pueblos fantasmas, casi hablándose entre sí.
Despierto al susurro de tus palabras
dichas a años luz o años sombra
como si mi propia voz hablara.
Pero tenemos voces diferentes, aún en sueños,
y nuestros cuerpos, tan parecidos, son sin embargo diferentes
y resuena el pasado a través de nuestras venas
cargado con lenguajes diferentes, sentidos diferentes,
pero cualquier crónica del mundo compartida
podría ser escrita con un sentido nuevo:
éramos dos amantes del mismo género,
éramos dos mujeres de la misma generación.
IX. Tu silencio hoy es un pozo...
Tu silencio hoy es un pozo donde moran sumergidos mundos
que quiero levantar en ascuas y descubrir al sol.
No es mi imagen lo que miro allí, sino otros rostros,
incluso el tuyo, mudado por la edad.
Necesitamos cuanto perdimos allí –
un reloj antiguo, un borroso registro de fiebres,
una llave... incluso el lodo y los guijarros del fondo
merecen que los tomemos en cuenta. Temo este silencio,
esta vida informe. Voy a la espera
de un viento que abra suavemente estos pliegues de agua
de una vez y me indique qué puedo hacer por ti,
tú que a menudo le has puesto nombre a lo innombrado
para los otros, incluso para mi.
III. Porque ya no somos jóvenes...
Porque ya no somos jóvenes, las semanas han de bastar
por los años sin conocernos. Sólo esa extraña curva
del tiempo me dice que ya no somos jóvenes.
Caminé acaso yo por las calles en la madrugada, a los veinte
con las piernas temblándome y los brazos en éxtasis más pleno?
Acaso me asomé por alguna ventana buscando la ciudad
atenta al futuro, como ahora aquí, esperando tu llamada?
Con el mismo ritmo tú te aproximaste a mí.
Son eternos tus ojos, verde destello
de hierba salvaje refrescada por la vertiente
Sí. A los veinte creíamos ser eternas.
A los cuarenta y cinco deseo conocer incluso nuestros límites.
Te acaricio ahora, y sé que no nacimos mañana,
y que de algún modo tú y yo nos ayudaremos a vivir,
y en algún lugar nos ayudaremos tú y yo a morir.
II. Me despierto en tu cama...
Me despierto en tu cama. Se que he estado soñando.
Temprano la alarma del reloj nos ha separado,
Tu has estado trabajando en tu escritorio toda la mañana. Sé lo que he soñado:
Nuestra amiga la poeta viene a mi habitación
Donde he estado escribiendo por días,
Bocetos, carbonillas, poemas desperdigados en todas partes,
Y yo quiero mostrarle un poema
Que es el poema de mi vida. Pero vacilo, y me despierto
Tu me has besado los cabellos para despertarme.
Yo soñaba que tu eras un poema, quiero decir, un poema que yo quería mostrarle a alguien...me río y caigo en sueños nuevamente
con deseos de mostrarle a todo el mundo que amo,
Para introducirnos abiertamente juntas
En el influjo de la gravedad, que no es sencillo,
Que el elevado viento transporta al césped alado por un largo camino.
I. En esta ciudad...
En esta ciudad, a donde por todas partes parpadean pantallas
con pornografía, con vampiros de ciencia ficción,
víctimas alquiladas que se inclinan bajo la correa,
también tenemos que andar... simplemente andar
por la basura empapada de lluvia, por las crueldades de tabloide
de nuestras propias vecindades.
Necesitamos sacar nuestras vidas inseparables
de esos sueños rancios, de ese amasijo de metal, de esas desgracias
y de la begonia roja que vemos y no vemos peligrosamente
en el alero de la sexta planta
o de las muchacha de piernas largas que juegan
en el patio de la secundaria.
Nadie nos imagina. Queremos vivir con árboles,
sicomoros que triunfan al aire sulfúrico,
marcados de cicatrices, floreciendo exuberantes todavía,
nuestra pasión animal enraizada en la ciudad.
Un atlas del mundo difícil.
XIII. Sé que estás leyendo este poema...
Sé que estás leyendo este poema
tarde, antes de dejar tu oficina
de la única lámpara amarillo intenso y la ventana que se va oscureciendo
en la lasitud de un edificio fundido al silencio
mucho después de la hora pico. Sé que estás leyendo este poema
parada en una librería lejos del océano
en un día gris del principio de la primavera, débiles copos arrastrados
por los enormes espacios de las planicies a tu alrededor.
Sé que estás leyendo este poema
en una habitación donde demasiado ha sucedido como para que lo soportes
donde las sábanas se enroscan estancadas en la cama
y la valija abierta habla de huida
pero todavía no podés irte. Sé que estás leyendo este poema
mientras el subterráneo pierde velocidad y antes de subir corriendo las escaleras
hacia una nueva clase de amor
que tu vida nunca permitió.
Sé que estás leyendo este poema a la luz
de la pantalla del televisor donde imágenes sin sonido se sacuden y deslizan
mientras esperás el noticiero de la intifada.
Sé que estás leyendo este poema en una sala de espera
de ojos encontrados y que no se encuentran, de identidad con extraños.
Sé que estás leyendo este poema con luz fluorescente
en el aburrimiento y la fatiga de jóvenes contados,
que se descuentan a sí mismos, a una edad demasiado temprana. Sé
que estás leyendo este poema con tu vista debilitada, los gruesos
lentes agrandando estas letras más allá de todo significado y sin embargo seguís leyendo
porque hasta el alfabeto es precioso.
Sé que estás leyendo este poema caminando por la cocina
calentando leche, un bebé llorando sobre tu hombro, un libro en tu mano
porque la vida es corta y vos también tenés sed.
Sé que estás leyendo este poema que no está en tu idioma
adivinando algunas palabras mientras otras te hacen seguir leyendo
y quiero saber cuáles son esas palabras.
Sé que estás leyendo este poema escuchando, desgarrada entre la amargura y la esperanza
volviendo una vez más a la tarea que no podés rehuir.
Sé que estás leyendo este poema porque ya no queda otra cosa que leer
ahí donde aterrizaste, desnuda como estás.
XII. ¿Qué homenaje se rendirá...?
¿Qué homenaje se rendirá a una belleza construida para durar
desde adentro hacia afuera, construida según planos de resistencia y misericordia
dibujados en la infancia, en esa nenita, de cara redonda con
puños cerrados, conocedora ya del luto
en la ajada fotografía que me diste?
¿Qué homenaje se rendirá a la belleza
que insiste en decir la verdad,
sabiendo que ambas no son siempre lo mismo,
belleza que no negará, es en sí misma un ojo,
no descansará siendo contemplada?
II. He aquí un mapa de nuestro país...
He aquí un mapa de nuestro país:
aquí está el Mar de la Indiferencia, barnizado de sal
Este es el río maléfico que fluye de la frente a la ingle
agua que no nos atrevemos a probar
Este es el desierto en el que se han plantado misiles como bulbos
Este es el granero de las granjas hipotecadas
Este es el lugar donde nació el chico rockero
Este es el cementerio de los pobres
que murieron por la democracia. Este es el campo de batalla
de una guerra del siglo diecinueve, el sepulcro es famoso:
Esta es la ciudad marina de mito e historia, cuando las flotas pesqueras se arruinaron aquí es donde había trabajo en el muelle
congelando pescado en trozos, paga por horas sin dividendos
Estos son otros campos de batalla Centralia Detroit
aquí están los bosques primitivos, los filones de cobre, de plata
Estos son los suburbios del consentimiento, el silencio se eleva como el
humo de las calles.
Esta es la capital del dinero y del dolor; sus pináculos
estallan en el aire caliente, sus puentes se desmoronan
sus hijos van a la deriva por ciegos callejones confinados
entre alambres de espinas enrollados
Prometí mostrarte un mapa y dices pero esto es un mural
entonces bien, déjalo estar, son pequeñas diferencias
la cuestión es desde dónde lo miramos.
Orígenes e historia de la conciencia.
I
Vida nocturna. Cartas, periódicos, whisky
vertido de golpe en el vaso. Poemas crucificados
en la pared, disecados, con sus alas cortadas
como si fuesen trofeos. Nadie habita este cuarto
sin sentir algún tipo de crisis.
Nadie habita este cuarto
sin enfrentarse a la desnudez de las paredes
detrás de los poemas, de los estantes de libros,
de las fotografías de heroínas muertas,
sin reflexionar, por primera y última vez
sobre la verdadera naturaleza de la poesía.
Esa urgencia de poner mundos
en relación. El sueño de un lenguaje común.
Mi envidia no es sencilla
cuando pienso en los amantes, en su ciega fe,
en sus crucifixiones experimentadas. He soñado con irme
a dormir como si entrase en límpidas aguas rodeadas
por un nevoso bosque, tan blanco como unas sábanas frías,
pensando, ahí dentro me congelaré.
Mis descalzos pies ya se han entumecido por la nieve,
pero está apacible el agua,
me sumerjo y floto
como un animal anfibio ardiente
que ha roto la red, que ha corrido
por los campos nevados sin dejar trazo;
estas aguas borran las huellas
Ahora estás libre
del cazador, del trampero
de los carceleros de la mente
pero el animal ardiente continúa soñando
con otro animal
que nada bajo la superficie vareteada de nieve
y despierta y vuelve a dormir.
Nadie duerme en este cuarto sin
el sueño de un lenguaje común.
Los tigres de Tía Jennifer.
Los tigres de tía Jennifer bailan a través de la pantalla
Brillantes topacio ciudadanos de un mundo verde,
No le temen a los hombres de abajo del árbol;
Marchan caballerescos en la bruñida certidumbre.
Los dedos de la Tía Jennifer vibran a través de su lana
Encontrando también la aguja de marfil tan difícil de retirar
El peso masivo de la banda de casamiento del Tío
Se posa pesadamente sobre la mano de Tía Jennifer.
Cuando Tía este muerta, sus espantadas manos descansaran
Inanimadas con el anillo de las ordalías que dominó.
Los tigres en el panel que ella hizo
Continuaran bailando, orgullosos y sin miedo.
Un sobreviviente.
En aquellos días el pacto que hicimos
fue el ordinario pacto entre hombres y mujeres
Yo no sé si pensamos si nuestras
personalidades podían resistir el fracaso de la carrera.
Con suerte o sin suerte, no sabíamos
que la carrera tenia defectos en este orden
y por eso íbamos a compartirlos .
Como cualquier otro, nos pensábamos especiales
Tu cuerpo es tan vivido para mí
como siempre lo fue: aun más
mi sentimiento por él es claro:
sé qué puede y qué no puede hacer
él no es el cuerpo
de un dios
o algo con poder sobre mi vida.
El próximo año harán 20 años
y vos estas inútilmente muerta
que pudimos haber hecho el salto
que hablamos-también tarde-de hacer
el cual vivo ahora
no como un salto
sino como una sucesión de cortos, maravillosos movimientos
cada uno haciendo posible el siguiente.
Sueño que soy la muerte de Orfeo.
Camino rápidamente a través de las estrías de luz y sombra
que arroja una arcada
Soy una mujer en la plenitud de la vida, con ciertos poderes
y estos poderes limitados severamente
por autoridades a las que pocas veces veo el rostro.
Soy una mujer en la plenitud de la vida
que conduce a su poeta muerto en un Rolls-Royce negro
por un paisaje de crepúsculo y espinas.
Una mujer con una cierta misión
que la dejará intacta si se obedece al pie de la letra.
Una mujer con los nervios de una pantera
una mujer con contactos entre los Ángeles del Infierno
una mujer que siente la grandeza de sus poderes
cn el preciso momento en que no debe usarlos
una mujer comprometida con la lucidez
que ve, a través de la confusión, los fuegos humeantes
de estas calles subterráneas
a su poeta muerto aprendiendo a caminar hacia atrás, contra el viento,
por el lado equivocado del espejo.
En un concierto de Bach.
Atravesando la ciudad en una noche de invierno
Dijimos que el arte y la vida son polos opuestos.
Aquí nos acercamos a un amor que no conoce la lástima.
Esta anciana disciplina, severamente tierna,
Renueva la creencia en el amor y sin embargo controla el sentimiento,
Convirtiendo lo que soportamos en una bendición.
La forma es la ofrenda más grande que el amor puede ofrecer -
La unión vital de la necesidad
Con todo lo que deseamos, todo lo que sufrimos.
Un arte demasiado compasivo es apenas un arte a medias.
Sólo tan altiva y comedida pureza
Restaura el demasiado traicionado corazón humano.
Arden papeles en vez de niños.
Estaba en peligro de verbalizar mis
impulsos éticos hasta hacerlos desaparecer.
Daniel Berrigan, en el juicio, en Baltimore.
1. Mi vecino, un científico coleccionista de arte, me llama por teléfono enun estado de violenta emoción. Me dice que mi hijo y el suyo, de once ydoce años, han quemado el último día de clase un libro de matemáticas enpatio trasero. Le ha prohibido a mi hijo ir a su casa durante una semana,le ha prohibido al suyo salir durante ese tiempo. «Quemar un libro dice- me produce sensaciones terribles, recuerdos de Hitler; hay pocas cosas que me disgusten más que la idea de quemar un libro».
Allí otra vez: la biblioteca, amurallada
con Britannicas verdes
Buscando otra vez
en las Obras Completas de Dürer
MELANCOLÍA, la mujer desconcertada
los cocodrilos de Herodoto
el Libro de los Muertos
el Juicio de Jeanne d'Arc, tan azul
Es su color, pienso
y se llevan el libro
porque suefio con ella con demasiada frecuencia
amor y miedo en una casa
conocimiento del opresor
sé que duele quemar
2. Imaginar un tiempo de silencio
o pocas palabras
un tiempo de química y música
los hoyuelos por encima de tus nalgas
que mi mano recorre
o el pelo es como la piel, dijiste
una época de largo silencio
alivio
procedente de esta lengua el bloque de caliza
un hormigón reforzado
fanáticos y mercaderes
arrojados a esta costa de verdor salvaje de arcilla roja
que respiro una vez
en señales de humo,
soplo de viento
el conocimiento del opresor
éste es el lenguaje del opresor
y sin embargo lo necesito para hablarte
3. La gente sufre mucho cuando es pobre y hay que tener dignidad e inteligencia para superar este sufrimiento. Algunos de los sufrimientos son: una criatura no cenó anoche: un niño roba porque no tenía dinero para comprarla: oír a una madre decir que no tiene dinero para comprar comida para sus hijos y ver a una criatura sin ropa te hace brotar lágrimas de los ojos.
(la fractura del orden
el remiendo del discurso
para superar este sufrimiento)
4. Yacemos bajo la sábana
después de hacer el amor, hablando
de la soledad
mitigada en un libro
revivida en un libro
así, en esa página
su coágulo y su fisura
aparecen
palabras de un hombre
que sufre
una palabra desnuda
penetra el coágulo
una mano que agarra
a través de los barrotes:
liberación
Lo que sucede entre nosotros
ha sucedido durante siglos
lo sabemos por la literatura
todavía sucedece
los sexuales
mano que se lanza
a golpear el lecho
sequedad de boca
después de jadear
hay libros que describen todo esto
y no sirven
Te internas en los bosques detrás de la casa
alli, en ese territorio
hallas un templo
construido hace mil ochocientos años
entras sin saber
qué es donde entras
así pasa con nosotros
nadie sabe lo que puede suceder
aunque los libros lo digan todo
quema los textos dijo Artaud
5. Escribo a máquina por la noche, tarde, pensando en hoy. Qué bien hablábamos todos. Una lengua es un mapa de nuestros fracasos. Frederick Douglass escribía un inglés más puro que el de Milton. La gente sufre mucho cuando es pobre. Hay métodos pero no los usamos. Joan, que nosabía leer, hablaba una variante campesina del francés. Algunos de los sufrimientos son: es difícil decir la verdad; esto es América; no puedo tocarte ahora. En América sólo tenemos el tiempo presente. Estoy en peligro. Estás en peligro. Quemar libros no provoca sensación alguna en mí. Sé que duele quemar. Hay llamas de napalm en Catonsville, Maryland. Sé que duele quemar. La máquina de escribir está recalentada, mi boca arde, no puedo tocarte y éste es el lenguaje del opresor.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario