Si tal vez la muerte es amable, y puede que haya un retorno,
volveremos a la tierra alguna noche fragante,
y tomaremos estos caminos para encontrar el mar, y doblando
respirar la misma azalea, baja y blanca.
Bajaremos de noche a esas playas resonantes,
y al largo, suave trueno del oceano,
aqui por una sola hora en la ancha luz de las estrellas
seremos felices, porque los muertos son libres.
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