En tu día nupcial, te vi encendida
Por un repentino rubor,
Aunque era un cielo para ti la vida,
Y el mundo, en tu presencia, amor.
Un resplandor en tu mirada había,
(¿Por qué se avivó?)
Fue cuando mi alma dolorosa
Gozó en el mundo, de glorioso encanto.
“Sólo un pudor de virgen es origen
De tal rubor”, pudo decirse ante él.
Pero ¡ay! reanimó el fuego más vivo
En el pecho de aquél.
Que te miró de novia, cuando quiso
Mostrar aquel rubor,
Aunque tu mundo fuese paraíso,
Y alrededor, la vida, amor.
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