sábado, 13 de julio de 2024

Poemas. Anne Carson.

Tango II. 


(...)
Mi esposo no era mimético.
Seguro mencionarás los juegos de guerra de los que me quejaba siempre al ocurrir cada noche
con los pequeñas lámparas y cigarrillos como supongo la tienda de campaña de Napoleón,
¿quién podía dormir? De todas formas mi esposo era un hombre que sabía más de la Batalla de Borodino que del cuerpo de su esposa, ¡mucho más!
Las tensiones ahogaban los muros y el techo, en ocasiones jugaban desde el viernes por
la noche hasta el lunes al amanecer, él y sus paliduchos resentidos amigos.
Sudaban muchísimo. Se alimentaban de su propia hambre.
Los celos jugaron una parte importante en mi relación con la Batalla de Borodino.

Detesto esto.
¿En verdad?
Por qué jugar toda la noche.
El tiempo es real.
Es un juego.
Es un juego real.
¿Estás citando?
Ven.
No.
Necesito tocarte.
No.
Sí.
Esa noche hicimos el amor "como se debe", algo que aún no intentábamos a pesar de llevar seis meses casados.
(...)





Por fuera su vida era buena. 


Números comparativos: 1874, Kant tenía 55 libros, Goethe 2300, Herder 7700.
Ventanas: Kant tenía una ventana en el dormitorio que, para manetner alejados a los insectos, siempre estaba cerrada. Las ventanas de su estudio daban al jardín en cuyo extremo estaba la cárcel de la ciudad. En verano, las canciones del coro de los reclusos entraban. Pidio que el canto fuera sotto voce y con las ventanas cerradas.Kant tenía amigos en el ayuntamiento y se le cumplió el deseo.
Tolstoi: Tolstoi pensaba que si Kant no hubiese fumado tanto la Crítica de la Razón Pura se hubiera escrito en un idioma que se pudiera entender (de hecho, fuamaba una sola pipa a las cinco de la mañana).
Números: Kant nunca cenaba solo. Era malo para el espíritu. Según la moda de la época, los invitados no debían ser más que las Musas ni menos que las Gracias. Kante tenía seis lugares.
Sensualismo: la cena preferrida de Kant era el bacalao.
Regular tu naturaleza: Kant respiraba sólo por la nariz.





El trabajo manual de Dios.


Para insultar a Dios la mejor manera
es dañar tu unicidad,
esa en la que Dios trabajase.


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