viernes, 15 de noviembre de 2024

Poemas. Íñigo López de Mendoza Marqués de Santillana (1398-1458)

Por una gentil floresta. 


Por una gentil floresta
de lindas flores e rosas,
vide tres damas fermosas
que de amores han requesta.

Yo, con voluntad muy presta
me llegué a conoscellas.
Comensó la una dellas
esta canción tan honesta:

Aguardan a mí:
nunca tales guardas vi.

Por mirar su fermosura
destas tres gentiles damas,
yo cobríme con las ramas,
metíme so la verdura.

La otra con gran tristura
comensó de sospirar
[e] dezir este cantar
con muy honesta mesura:

La niña que los amores ha
sola, ¿cómo dormirá?

Por no les fazer turbansa
non quise yr más adelante
a las que con ordenansa
cantaban tan consonante.

La otra con buen semblante
dixo: "Señoras de estado,
pues las dos aveys cantado,
a mí conviene que cante:

Dexadlo al villano pene:
véngueme Dios dele."

Desque huvieron cantado
estas señoras que digo,
yo salí desconsolado,
como hombre sin abrigo.

Ellas dixeron: "Amigo,
non soys vos el que buscamos,
mas cantad, pues que cantamos."
Dixe este cantar antiguo:

Sospirando va la niña
e non por mí,
que yo bien ge lo entendí.





Otro decir.


1
Cuando la fortuna quiso,
señora, que vos amase,
ordenó que yo acabase
como el triste de Narciso:

non de mí mesmo pagado,
mas de vuestra catadura,
fermosa, neta criatura,
por quien vivo e soy penado.

2
Quando bien he trabajado,
me fallo fondo en el valle:
no sé si fable ni calle...
¡tanto soy desesperado!

Deseo non desear,
e querría non querer:
de mi pesar he plazer,
y de mi gozo pesar.

3
Lloro e río en un momento
e soy contento e quexoso;
ardid me fallo e medroso:
tales disformezas siento

por vos, dona valerosa,
en cuyo aspecto contenplo
casa de Venus, e tenplo,
donde su ymagen reposa.

4
Aurora de gentil mayo,
puerto de la mi salud,
perfección de la virtud
e del sol candor e rayo;

pues que matar me queredes
e tanto lo desseades,
bástevos ya que podades,
si por vengansa lo avedes.

5
¿Quién vió tal ferosidat
en angélica figura?
Nin en tanta fermosura
indómita crueldat?

Los contrarios se ayuntaron,
cuytado, por mal de mí.
Tiempo ¿dónde te perdí,
que así me galardonaron?

6
Succesora de Lucina,
mi prisión e libertad,
langor mío e sanidad,
mi dolençia e medicina;

pensad que muriendo bivo,
e biviendo muero e peno:
de la vida soy ageno,
e de muerte non esquivo.

7
¡O, si fuesen oradores
mis sospiros e fablasen,
porque vos notificasen
los infinitos dolores

que mi triste corasón
padesce por vos amar,
mi folgura, mi pessar,
mi cobro e mi perdición!

8
Cual del cisne es ya mi canto,
e mi carta la de Dido:
corasón desfavorido,
causa de mi grand quebranto,

pues ya de la triste vida
non avedes conpasión,
honorad la deffunssión
de mi muerte dolorida.

¡Guay de quien así conbida,
e de mi tiempo perdido!
Pues non vos sea en olvido
esta canción por finida.





Lejos de voz y cerca de cuidado... 


Lejos de vos y cerca de cuidado,
pobre de gozo y rico de tristeza,
fallido de reposo y abastado
de mortal pena, congoja y braveza,

desnudo de esperanza y abrigado
de inmensa cuita y visto de aspereza,
a mi vida me fuye, mal mi grado,
la muerte me persigue sin pereza.

Ni son bastantes a satisfacer
la sed ardiente de mi gran deseo
Tajo al presente, ni me socorrer

la enferma Guadïana, ni lo creo.
Sólo Guadalquivir tene poder
de me guarir y sólo aquél deseo.





La niña gritillos dar. 


La niña gritillos dar
non es de maravillar

Mucho grita la cuitada
con la voz desmesurada,
por se ver asalteada;
non es de maravillar.

Amor puro la venció,
que a muchos engañó;
si por él se descibió
non es de maravillar.

Temprano quiso saber
el trabajo y el placer
que el amor nos haz haber;
non es de maravillar.

A los diez años complidos
fueron della conocidos
todos sus cinco sentidos;
non es de maravillar.

A los quince, ¿que fará?
Esto notar se debrá
por quien la praticará;
non es de maravillar.





La moza de finojosa.


I
Moza tan fermosa
non vi en la frontera,
como una vaquera
de la Finojosa.

II
Faciendo la vía
del Calatraveño
a Santa María,
vencido del sueño,

por tierra fragosa
perdí la carrera,
do vi la vaquera
de la Finojosa.

III
En un verde prado
de rosas e flores,
guardando ganado
con otros pastores,

la vi tan graciosa
que apenas creyera
que fuese vaquera
de la Finojosa.

IV
Non creo las rosas
de la primavera
sean tan fermosas
nin de tal manera,

fablando sin glosa,
si antes supiera
de aquella vaquera
de la Finojosa.

V
Non tanto mirara
su mucha beldat,
porque me dejara
en mi libertad;

mas dixe: «Donosa
(por saber quién era),
¿dónde es la vaquera
de la Finojosa?...»

VI
Bien como riendo,
dixo: «Bien vengades;
que ya bien entiendo
lo que demandades:

non es deseosa
de amar, nin lo espera,
aquessa vaquera
de la Finojosa.»





Cuando yo so adelante de aquella donna.


Cuando yo so delante aquella donna,
a cuyo mando me sojuzgó Amor,
cuido ser uno de los que en Tabor
vieron la grand claror que se razona,

o aquella sea fija de Latona,
segúnd su aspecto e grande resplandor:
así que punto yo non he vigor
de mirar fijo su deal persona.

El su grato favor dulce, amoroso,
es una maravilla ciertamente,
en modo nuevo de humanidad:

el andar suyo es con tal reposo,
honesto e manso, e su continente,
que libre, vivo en cautividad.





Bésame y abrázame.


Bésame y abrázame,
marido mío,
y daros hé en la mañana
camisón limpio.

Yo nunca vi hombre
vivo estar tan muerto,
ni hacer el dormido
estando despierto.
Andad, marido, alerta,
y tened brío,
y daros hé en la mañana
camisón limpio.





Al alba venid buen amigo.


Al alba venid, buen amigo,
al alba venid.

Amigo el que yo más quería,
venid al alba del día.

Amigo el que yo más amaba,
venid a la luz del alba,

Venid a la luz del día,
non trayáis compañía.

Venid a la luz del día,
non traigáis gran compañía


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