jueves, 17 de julio de 2025

Poemas II. Jesús Munárriz.

El deseo.

Si algo ha marcado el rumbo de mi vida
es, sin duda, el deseo,
esa imposible búsqueda de todo
lo que está más allá
a la que debo cuanto de valioso,
hermoso o placentero
encontré más acá
-¡oh cuerpos memorables, volved a mis sentidos!
Mi obediencia ha tenido cuanto al placer me lleva,
aunque cierta mesura
sabe imponerme la sabiduría
-no echar al fuego toda la madera,
que hay que construir mesas y sillas,
y escaleras.

Un cerdo de la piara de Epicuro
supongo que habré sido,
-cosa que, por supuesto, me parece estupenda,
porque creo que somos
una larga pandilla de implicados
los que hemos preferido el amor al poder,
al robo o a la guerra
a lo largo del tiempo,
y que no lo hemos hecho nada mal, francamente.

"Esos tus ojos" 1981





El que nunca traspasa ciertos límites...

El que nunca traspasa ciertos límites

ni incurre
ni comete
ni transgrede
ni encubre
ni viola
ni vulnera
ni delinque
ni incumple

El que nunca traspasa ciertos límites

ni cruza
ni penetra
ni se interna
ni explora
ni alcanza
ni consigue
ni descubre
ni llega

El que nunca traspasa ciertos límites.





En casa ajena siempre, camino del destierro...

En casa ajena siempre, camino del destierro,
al filo de terribles madrugadas,
huyendo de lugares y gentes conocidas,
rumbo a la incomprensión,
de cara a lo imposible,
roturar los calveros del silencio
y el luto amenazantes,
abrir los brazos a lo imprevisible
y en vértices y aristas del poliedro del día
encontrar esa luz que transfigura
en sueño el reto de lo cotidiano

"Esos tus ojos" 1981





En un arranque de moral...

en un arranque de moral,
se suprimieron por decreto
los prostíbulos del país.
y desde entonces no tenemos putas.

"Cuarentena" 1977





Fugaz retorno.

Volver a la ciudad lejana de la infancia,
par entre pares otra vez,
recobrar aquel puesto hace tiempo perdido,
ámbito acogedor en días fríos,
tejido de costumbres y de complicidades.
Rememorar rincones olvidados,
rostros desdibujados, calles, nombres,
maneras y expresiones.
Borrar tanta distancia en unas horas
de feliz reencuentro.
Pasear por aceras familiares
y jardines que siguen
alzando aquellos árboles
que la memoria guarda en dulces entresijos.
Ser otra vez aquel que fue, que fuiste,
página ya pasada de una historia
que te trajo hasta aquí,
hasta este día,
niño por unas horas
en tu vieja ciudad,
en el fondo la misma, pero tan diferente,
y partir, partir pronto,
recobrar los quehaceres de otro mundo
lejos de estos paisajes que evidencian
con su presencia brusca
su diario desgaste, el paso de los años,
al tiempo que tu propio deterioro.

"Esos tus ojos" 1981


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