jueves, 29 de agosto de 2024

Poemas. Karl Shapiro (1913-2000)

Un jardín en Chicago. 


En mitad de la ciudad, bajo un cielo oleoso,
Yazgo en un jardín verde oscuro
Que parece sedimento de la imaginación
Rodeado a la vuelta por las elegantes espigas de las cercas de hierro
Mi rostro se vuelve una luna de soles ausentes.
Un tenue calor golpea mi lectora cara;
Las rosas no son rosas en este lugar arenoso
Pero el azul gris de las lilas sostiene sus campanillas afuera.
Dura zinias y feas caléndulas
Y una dulce estatua de un niño apoyado.
Un fluir de poesía en el canalón del otro lado del patio
Me hace pensar que yo fui un pájaro de la prosa;
Por sobre la cabeza, en una pesada nube dorada
Cuelgan las gordas almas de los animales
Y engañan a mis ojos los brillantes puntos de las mariposas
Que se encienden y apagan como distantes señales de neón.
Asumiendo que este jardín continuará existiendo
Una anciana dama patrulla las zinias
( Ella lanza miradas como George Washington al atravesar el Delaware)
El portero da recorridas hasta el hierro del rail,
Los amontonamientos ampulosos del trafico están fuera de ahí,
Y a través de la calle, en un bar para negros
Con espejos de medianoche, el profesional
Toma su primer Whisky de la tarde.





Invierno en California.


Esto es invierno en California y afuera
Es como el interior del negocio de una florista:
Una fría – húmeda y repleta cosecha
De camelias rojas alineadas en el camino; y qué
Rosas raras para un banquete o una novia
¡Tan numerosas que parecen un exceso!
Una línea de caracoles atraviesa el verde prado de golf
Desde los arbustos de rosas hasta la cama de hiedra;
Un compuesto de arsénico es distribuido
Para ellos. El jardinero rastreará las conchas
Y las dejará en una esquina del patio en
El pequeño montículo de conchas vacías como calaveras
Al mediodía la niebla es calcinada por el sol
Y los inmensos mundos celestiales abren una página
Para el ejercicio de las edades futuras;
Ahora los jets se arrastran en parábolas de líneas rectas
Y los rayos xs con los cuales el viento, antes de que ellos lo hagan
Borra sin prisa o tira a las pelusas.
Este es el invierno en el valle de la vid.
Los viñedos crucificados en estacas sugieren
cementerios de guerra pero los frutos presionan
Los tanques de las secoyas están llenos hasta el borde en la vertiente
Y en los desvíos permanecen vagones de vino
Por los cuales el brillo del jugo de un billón de uvas ha sangrado
Y los esquiadores por las línea de nieve se dirigen a casa
Descendiendo a través del huerto de almendros, de las granjas verde oliva
Higueras y palmeras- todo esto se calienta en
La imaginación de la temporada invernal.
Si los muros fueran antiguos uno podría pensarlos de Roma
Si la tierra se encontrara endurecida uno podría pensarla de España
Pero esta tierra hizo crecer las viejas cosas vivientes
Estos árboles eran jóvenes cuando los Faraones gobernaban el mundo
Árboles cuyas nuevas hojas solo se despliegan.
Ellas no son bellas; ellas oprimen el corazón
Con gigantísimas y con inmortales alas;
Y uno siente las suntuosidades de esta tierra.
Llueve en California, una lluvia recta
Limpiando las pesadas naranjas en las ramas,
Rellenando los jardines hasta que el flujo de los jardines
Resplandece en los olivos, embaldosando las destellantes losas
Encerando con más verde las oscuras hojas de las camelias
Inundando todo el día los valles como el Nilo.





Tapas de cloacas.


La belleza de las tapas de pozos -¿qué es eso?
como las golpeadas medallas del salvaje Gran Khan
Como piedras del calendario Maya, incopiable, indescifrable,
No como el viejo electrón, cazado y anotado
Consignado y esculturado para hacerlo girar
Pero marcándolo y caracoleándolo y embolsándolo y destrozándolo
Con el nombre de las grande compañías
(Dulce Belén, sonriente Estados Unidos.
Este artefacto inoxidable de mi calle
Estará después derretido a lo largo de los caminos donde yacerá
Hacia un lado en la tumba del viejo mundo de hierro
Mordiendo hasta el abismo
Con su fuerte misterio Americano con
Su obsoleta belleza.





El mundo es mi sueño.


El mundo es mi sueño, dice el niño sabio, tan sabio que no pisa las marcas en la acera. Soy el mundo dice el niño de ojos sabios. Yo te hice, madre. Yo te hice, cielo. Cuídame o te devolveré a mi sueño.

Si miras al sol el sol explotará dice el niño malvado. Si miro a la luna me secaré. Desde donde estoy las mantengo en su lugar. No me preguntes que esto haciendo.

El hijo simple fue al colegio de ciencias. Ahí aprendió como funcionaba todo.

El que no dice nada es al que se le cuenta todo (aunque no le importa nada). El que me sueña no me ha devuelto aún. El sol y la luna ascienden a tiempo. Todavía no sé cómo funciona la máquina. Puedo romper un cable. De eso se trata.

El sueño es mi mundo dice el niño enfermo. Soy puro como estas sábanas de la cama. (Escribe fatiga en las vastas expansiones). Estoy en tu sueño dice el niño malvado. El hijo simple ha sido decorado para la objetividad. A aquel que no dice nada se le cuentan las cosas de todas maneras.

De Sade mira a través de los barrotes de la Bastilla. Ha comenzado la matanza de los nobles.


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