viernes, 2 de agosto de 2024

Poemas. James Lansgton Hughes (1902-1967)

El negro habla de los ríos. 


He conocido ríos:
He conocido ríos antiguos como el mundo y más viejos que el
flujo de sangre humana en las humanas venas.
Mi alma se ha hecho profunda como los ríos.
Me bañé en el Eúfrates al comienzo de los amaneceres.
Me construí una cabaña cerca del Congo que arrullaba mis sueños.
Miré hacia el Nilo y sobre él alcé las pirámides.
Oí el canto del Mississippi cuando Abe Lincoln
bajó a Nueva Orleans, y vi su embarrado
pecho tornarse dorado al amanecer.
He conocido ríos:
Ríos antiguos, oscuros.
Mi alma se ha hecho profunda como los ríos.





Negro.


Soy negro:
Oscuro como oscura es la noche,
Oscuro como mi África profunda.
He sido esclavo:
César me hizo limpiar sus escaleras.
Cepillé las botas de Washington.
He sido obrero:
Bajo mi mano se alzaron las pirámides.
Hice la argamasa para el edificio Woolworth.
He sido cantante:
Desde África hasta Georgia
Llevé mis canciones tristes.
Interpreté ragtime.
He sido víctima:
Los belgas amputaron mis manos en el Congo.
Hoy todavía me linchan en Texas.
Soy negro:
Oscuro como oscura es la noche.
Oscuro como mi África profunda





Danza africana. 


El grave compás de los tamtanes,
El lento compás de los tamtanes,
Grave…lento
Lento…grave-
Agita tu sangre.
¡La danza!
Una muchacha cubierta con el velo de la noche
Gira suavemente dentro
De un círculo de luz.
Gira suavemente…lentamente,
Como una fina espiral de humo alrededor del fuego-
Y los tamtanes suenan,
Y los tamtanes suenan,
Y el grave compás de los tamtanes
Agita tu sangre.





De madre a hijo.


Déjame que te diga algo, hijo:
La vida para mí no ha sido una escalera de cristal.
La escalera ha tenido tachuelas,
Y astillas,
Y tablones levantados,
Y lugares en los que no había ni alfombra-
Pelados.
Pero en ningún momento
He dejado de subirla,
Ni de alcanzar rellanos,
Ni de torcer recodos,
Y a veces, he avanzado en la oscuridad
Allí donde no había luz.
Así que, no te des por vencido, hijo.
No te quedes abajo
Porque descubras que es difícil el ascenso.
No decaigas ahora-
Ya ves, cariño, que yo aún sigo,
Yo todavía sigo subiendo,
Y la vida para mí no ha sido una escalera de cristal.





Jazzonia.


¡Oh, árbol plateado!
¡Oh, ríos brillantes del alma!
En un cabaret de Harlem
Seis músicos tocan el jazz
Una bailarina de audaz mirada
se alza el vestido de seda dorada.
¡Oh, árbol cantor!
¡Oh, ríos plateados del alma!
¿Fueron de Eva los ojos
Allá en el primer jardín
Quizás demasiado osados?
¿Fue Cleopatra seductora
Con esos trajes dorados?
¡Oh, árbol brillante!
¡Oh, ríos plateados del alma!
En un cabaret vertiginoso
Seis músicos tocan el jazz.





Joven cantante.


Alguien que canta “chansons vulgaires”
En una cava de Harlem
Donde las bandas de jazz tocan
Desde el anochecer hasta que amanece
No lo va a entender
Deberías decírselo
Que ella es como una ninfa
Para algún fauno salvaje.





Yo también.


Yo, también, canto a América.
Soy el hermano oscuro.
Al que mandan a comer a la cocina
Cuando vienen los invitados,
Pero me río,
Y como bien,
Y crezco fuerte.
Mañana,
Me sentaré a la mesa
Cuando vengan los invitados.
Nadie se atreverá
A decirme
Entonces
“Come en la cocina”.
Además,
Verán lo hermoso que soy
Y sentirán vergüenza-
Yo, también, soy América.





La joven bailarina desnuda.


¿Bajo qué árbol selvático has dormido,
bailarina de jazz de medianoche?
¿Qué bosque ha colgado su perfume
como un dulce velo sobre tu enramada?
¿Bajo qué árbol selvático has dormido,
muchacha de piel oscura y ondulantes caderas?
¿Qué luna blanca ha sido tu madre?
¿A qué limpio muchacho has ofrecido tus labios?





Lamento amoroso.


Ojalá que mi niña
A un hombre nunca quiera.
Digo que ojalá que mi niña
A un hombre nunca quiera.
El amor te hace daño
mucho más que una fiera.
Yo voy por el río abajo
Y yo no voy a nadar;
Por el río voy abajo,
Y yo no voy a nadar.
Mi gran amor me ha dejado
Y allí en él voy a pensar.
El amor es como el whisky,
Como el vino, el vino rojo,
El amor es como el whisky,
Como el dulce vino rojo,
Hay siempre que estar queriendo
Para sentirse dichoso.
Voy a subir a una torre
Alta como el árbol es,
Allá arriba, a una torre
Alta como el árbol es,
Voy a pensar en mi hombre-
Y me dejaré caer.





El blues de la añoranza. 


Es el puente del tren
Canción triste en el aire.
Es el puente del tren
Canción triste en el aire.
Siempre que pasa el tren
Quiero ser yo el que parte.
Bajé hacia la estación
Muy triste y apenada.
A la estación bajé
Muy triste y apenada.
En busca de un vagón
Que hasta el sur me llevara.
Añorar, es, Señor,
Lo peor que te puede pasar.
La añoranza es
Lo peor que te puede pasar.
Abro la boca y río
Me río por no llorar.





Desdicha. 


Un blues por favor.
Un blues por favor.
Ninguna otra música
me alivia el dolor
Canta un dulce canto.
Dime un dulce canto,
Porque el hombre que amo
Me ha hecho mucho daño.
¿Cómo no comprendes,
es que tú no entiendes
mi llanto por alguien
que no lo merece?
Cualquier chica negra,
Negra como yo
Si es muy desdichada
Quiere oír un blues.





Bailarina de medianoche.


A una bailarina negra en el “Pequeño Savoy”

Viña adolescente
De la noche con ritmo de jazz,
Labios
Dulces como rocío púrpura,
Pechos
Como las almohadas de todos los dulces sueños,
¿Quién aplastó
Las uvas de la dicha
Y derramó su jugo
Sobre ti?





Doctor en Filosofía. (Ph.D.) 


Nunca fue un niño estúpido de esos
Que cuchichean en clase y lanzan bolas,
O les tiran del pelo a niñas tontas,
O que incumplen cualquiera de las normas
Que hacen lugar de orden a la escuela
Donde se suma y se leen libros
Y en mapas de hule muestran agua y tierra
Reales para ti como anchos mundos.
No alzó los ojos de los libros nunca
Ese niño que ahora es un hombre
Al que asombra que allá a donde mira
La vida es un teatro que él no entiende,
Y el mundo se le muestra ajeno y ancho
Tan alejado de su pequeño rango.





Una postal de España.


Enviada a Alabama
Abril, 1938, Batallón Lincoln-Washington

Queridos todos:
He salido esta mañana
Y caían viejas granadas
Mientras caían silbaban
Cuando salí esta mañana.
Al otro lado del mundo
Bien lejos estoy de casa,
Pero no me siento solo
En este país, España.
Su gente aquí no me trata
Como los blancos solían.
Lo que os hacen a vosotros,
Conmigo antes lo hacían.
Pero ahora esto ha terminado
O yo me equivoco mucho:
La gente que he conocido
lucharían por mí igual que
Yo por España lucho.
Salud,
Johnny.





Harlem.


Aquí al borde del infierno
Se encuentra Harlem-
Recordando
Las viejas mentiras,
Las viejas palmaditas
En la espalda,
El viejo “tened paciencia”
Que ya nos habían dicho antes.
Sí, claro que recordamos.
Ahora, cuando el tendero de la esquina
Dice que el azúcar ha subido otros dos centavos,
Y que uno el pan,
Y que los cigarrillos llevan un nuevo impuesto-
Recordamos el trabajo que nunca tuvimos,
El que nunca pudimos conseguir,
Y el que no tenemos ahora
Porque somos de color.
Y aquí estamos
A la orilla del infierno
En Harlem
Y miramos hacia el resto del mundo
Preguntándonos
Qué vamos a hacer
A pesar de lo que
Recordamos.





La paloma.


…y aquí está
el viejo Picasso y la paloma
y los sueños tan frágiles
como la paloma de cerámica
blanca hecha de arcilla
marrón oscura como
marrón es la tierra
de nuestros viejos
campos de batalla…





La chica del jazz.


¿Jazz?
¿Te acuerdas de aquella canción
Del viento en los árboles
Cantándome bonitas melodías?
Estaba muy bien, ¿verdad?
¿Oyes ese violín?
Eh, tío, sabes,
es primavera y el campo
está lleno de flores.
¡Los de la banda! ¡Tocad!
¡Cielo santo, qué cansada estoy!
Claro, venga,
Invítame a un trago.


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