lunes, 11 de agosto de 2025

Poemas II. Ángeles Carbajal.

Jardins du Luxembourg.

De un azul cielo, y leve, y perezoso,
pasean al atardecer, entre el día y la noche
como entre dos delicadezas.
Sonríen mientras leen, y en sus pupilas
hay algo transparente, tan dulce,
tan nunca sabré cómo ni por qué...
Desde las sillas verdes
que salpican los jardines,
apacibles ancianas me regalan
un instante de su serenidad,
sonríen al vernos pasar; jóvenes viajeros
con grandes mochilas y sin paz.





La sombra de otros días.

Pero, ¿alguien ha existido alguna vez
que no se retorciera de dolor por la dicha pasada?
John Keats

Bien lo sé, somos criaturas del aire,
de las corrientes aguas, puras, cristalinas,
de los árboles que se están mirando en ellas.
En un instante sube por nuestros brazos,
salvaje y espléndida,
la inmediatez de la vida;
al siguiente algo nos dice
que muy pronto será tarde y será octubre.

Pero seamos cautos:
a la sombra de otros días
esperan
el dulce veneno de los versos
y el mar abierto a la aventura.
A un paso del infierno
acecha el paraíso.





Maleficio.

La arena de otra orilla,
la noche de otro cielo,
una silenciosa madrugada
con el mar al fondo
como un sueño.
Otras manos en mis manos.
Otras calles y no éstas.

Mi vida
es una cita a ciegas
a la que nunca llegas tú,
o de la que ya te has ido
para siempre.





Qué extraña toda esa gente.

Qué extraña toda esa gente.
Llenan los comercios, las calles, las oficinas,
amables, bien vestidos, sonrientes.

Qué extraña toda esa gente
a la que el corazón sólo obliga
a dejar de fumar y
hacer ejercicio moderado.





Sólo un recuerdo.

Salí del hotel, tomé un taxi,
tuve que huir con helada locura
de la ciudad que amaba.
No volverían a detenerse en ella
los pasos de la felicidad,
nunca más en el aire
iba a encontrar su risa, nunca más
la palma de su mano, su voz, su boca...
Pasaban las últimas calles
por mi cuerpo vacío
y mi alma sólo era espanto.

Mas el dolor anda y desanda
todos sus caminos,
y al cabo vale la pena un recuerdo;
el del amor perdido,
la delicia de las costumbres
que su ternura me regalaba.


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